Por Jorge Barraza*
En el mismo instante en que el balón picó dentro del arco no tuvimos un ápice de duda: es el gol del campeonato. Y su autor, además, puede ser el goleador y el jugador del campeonato. Dejemos, no obstante, que el tiempo fluya y los partidos hablen… Ahora vamos a esta joya para los tiempos, acontecida en Colombia 2 – Uruguay 0.
Veintiocho minutos: James Rodríguez sacó petróleo del mar y agua de las piedras de una acción irrelevante en tres cuartos de cancha. Cualquier otro hubiese intentado controlar la bola y tocar para armar juego. Y hubiese estado bien, era lógico.
El crack, sin embargo, con un control panorámico fantástico, tenía radiografiado todo: el arco, el golero Muslera, los dos zagueros que tenía enfrente, su propia posición, la distancia y la pelota, que le venía de aire y alta. También tiene en cuenta el resultado, las circunstancias. El futbolista de alta categoría, como James, procesa en ese instante, aún sin proponérselo -apenas por instinto-, un cúmulo enorme de información, tiene un radio de observación amplísimo y resuelve. Y en una fracción de segundo, James decidió saltear los tiempos: pecho, volea y ángulo. Fue de una plasticidad antológica y salió tan perfecto como Cien años de Soledad. Una obra genial.
Es un gol histórico por el escenario -la Copa del Mundo-, el palco -Maracaná, la instancia, el rival y la fabulosa calidad de la maniobra. Un gesto técnico excepcional, superior incluso a aquel recordado golazo de Zidane en 2002 que definió la Champions League para el Real Madrid. Este es más rotundo, visualmente más hermoso. Que a nadie le vengan con nostálgicos relatos de que antes había muchos goles de esta factura. Así, no. Este es un gol de todas las épocas, mejor que los de otras épocas. Cuando el periodista tiene la suerte de presenciar una acción que sabe será inolvidable, se cuelga una medalla: “Yo estuve ahí”.
“Veníamos haciendo un buen partido hasta que llegó ese gol ¿no…? Ese gol maravilloso. Esto es fútbol y contra eso no se puede hacer nada”, dijo, hidalgo y caballero, el uruguayo Édinson Cavani. ¡Cuán cierto! Un crack así, con una proeza técnica de tal exuberancia, rompe planes, sistemas e ilusiones.
El 17 de abril pasado nos atrevimos a pronosticar en El Tiempo de Bogotá que James sería la revelación del Mundial. Nos equivocamos, está para estrella absoluta.
* LO MEJOR. Por resultados, por juego, personalidad, equipo e individualidades, Colombia se sitúa ahora como el mejor equipo del campeonato. Está para todo. Y el choque con Brasil será definitorio para el resto del sorteo: el que surja de esa llave saldrá fortalecido.
* MONSTRUOS DEL ARCO. Más allá del suceso de James Rodríguez, lo del arquero David Ospina es de fábula. ¿Es el mejor de América…? Al menos pelea el puesto con otros tres fenómenos: Claudio Bravo, de Chile, ‘Memo’ Ochoa, de México, y Keylor Navas, de Costa Rica. No vemos en Europa arqueros de tal nivel de excelencia. Los porteros actuales son fenomenales, sin duda.
* EN LOS PENALES, SIEMPRE BRASIL. ¿Confianza…? ¿Capacidad…? ¿Técnica de remate…? ¿Mejores arqueros…? ¿Grandeza…? Un poco de cada cosa tal vez, lo cierto es que Chile fue muy bravo (como esperábamos) durante los casi 130 minutos de juego en Belo Horizonte, pero a la hora de los penales, siempre gana Brasil. A la velocidad con que entregamos la nota no hay tiempo para apoyarse en estadísticas, apenas apelamos a la memoria, y esta nos dice que en las definiciones desde los 12 pasos las selecciones y clubes brasileños son casi invencibles. Y eso no es suerte, sino mérito.
Suerte fue la del minuto 120. Después de una fantástica jugada de Pinilla (tuvo un control maravilloso de balón), quien hizo una pared con Alexis Sánchez, el “9” chileno sacó una bomba de derecha que se estrelló en el travesaño cuando Julio César ya no podía sacarla. Ahí nos preguntamos ¿Será la suerte del campeón…?
Puede ser. Pese a todo el apoyo del país y de la prensa, que lo empujan hacia el objetivo, Brasil parece muy chiquito como equipo, no se le ve ni un esquema de juego, ni una luz, apenas los brillos de Neymar, pero ya está en cuartos de final, a tres victorias del título. ¿Le dará este jueguito para levantar por sexta vez la corona…? Todo es posible, aunque está lejos de agradar, a años luz de su célebre Jogo Bonito de otras épocas, sin ninguno de los monstruos del pasado, con enormes dudas, con flaquezas defensivas. Los periodistas europeos preguntan “¿no hay en Brasil un delantero mejor que Fred…?”.
No, no hay. Tampoco un mejor lateral derecho que Dani Alves, ni un volante más creativo que Oscar, ni… La cara de Felipao durante todo el partido graficaba lo que le va por dentro: “¿cómo hago para ser campeón del mundo con esto…?”
A Brasil ya no lo incomoda el fantasma del Maracanazo, Uruguay está fuera del Mundial. Pero su nivel de juego no lo libera de sustos: lo inquieta cualquier fantasmita suelto por ahí.
* A PONERSE A PENSAR, PERÚ… Después del notable nivel futbolístico que ha alcanzado el Mundial, de lo que muestran las selecciones sudamericanas, el fútbol peruano debe replantear seriamente su futuro: para estar acá hay que jugar mucho, hay que tener mucho. Para la próxima Eliminatoria aumentan los equipos a diez (vuelve Brasil) y bajan los cupos (se vuelve a 4 y medio). Para llegar a Rusia hay que empezar el viaje ya…
*Ex articulista de El Gráfico y director de la revista Conmebol, (a) International Press.
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