Alemania sufre para apagar la sed de venganza de Argelia

Schürrle inició el camino del triunfo alemán (foto Getty Imagen/FIFA)

 

África se retira del Mundial con dignidad


Schürrle inició el camino del triunfo alemán (foto Getty Imagen/FIFA)
Schürrle inició el camino del triunfo alemán (foto Getty Imagen/FIFA)

Juan José Lahuerta / EFE

 


Alemania, la todopoderosa Alemania, sufrió para eliminar a Argelia (2-1), que aguantó hasta la prórroga un partido que dominó en muchas fases y que terminó con dos goles de André Schürrle y Mesut Özil y que acabaron con la sed de venganza africana, que no obstante llegó hasta el último instante, tras el postrer gol de Abdoulmene Djabou.

Con el recuerdo de aquel duelo bochornoso del Mundial de España 1982 en el que Alemania y Austria dejaron sin torneo a Argelia y que absorbió casi todos los días precedentes al choque, saltaron las dos selecciones al césped del estadio Beira-Rio de Porto Alegre. Todo lo que ocurrió el 25 de junio de 1982, en ese arreglo entre ambos países, todavía escocía en el país árabe.

Por mucho que el técnico germano Joachim Löw intentara restar importancia a aquella jornada infame para el fútbol, asegurando que sus jugadores y los argelinos no habían nacido aquel día y no se acordaban de nada, los hombres de Vahid Halilhodzic conocían perfectamente la historia.


El entrenador bosnio supo organizar a sus futbolistas en torno a esa idea y a las suyas propias, que son muchas. Casi en cada partido del Mundial ha cambiado las alineaciones con jugadores nuevos y tácticas diferentes. Para esta ocasión, sorprendió con la inclusión del jugador del Getafe Mehdi Lacen, que se colocó por delante de una defensa de cinco jugadores casi impenetrable y en la que no estaba Madjid Bougherra por decisión técnica.

También se quedaron sin jugar dos de los mejores, Carl Medjani y Yacine Brahimi. Sin embargo, esos cambios no fueron a peor, fueron para mejor en un equipo que plantó cara a una Alemania con Bastian Schweinsteiger y sin Sami Khedira, a quien finalmente Löw dejó en el banquillo. Mats Hummels, enfermo, se quedó sin jugar y Jerome Boateng se ocupó del centro de la defensa.


Encerrados y muy bien colocados, los argelinos fueron mucho mejores en la primera parte. Tenían ganas de hacer historia, sed de venganza y buenas sensaciones para acabar con Alemania. No dejaron prácticamente ni un hueco a los germanos, que apenas contaron con una ocasión clarísima al final de la primera parte, cuando Mario Goëtze no aprovechó un rechace clarísimo de Rais M’Bolhi tras un disparo muy peligroso de Toni Kroos.

Pese a recibir dos goles, el arquero argelino Rais fue la figura del encuentro (foto Getty Images/FIFA)
Pese a recibir dos goles, el arquero argelino Rais fue la figura del encuentro (foto Getty Images/FIFA)

Ese fue casi todo el bagaje ofensivo en los primeros 45 minutos de Alemania. Durante casi media hora, pareció jugar como aquel partido de 1982 ante Austria. Al paso, sin nervio, con pases facilones y sin verticalidad. A ese ritmo, no iban a ningún sitio. Y Argelia, casi lo aprovechó.

Dispuso de varias oportunidades que no culminó. Primero, Islam Slimani, con un contragolpe que frenó Manuel Neuer; después, Sofiane Feghouli, que no finalizó una jugada muy clara de gol tras desbordar por la banda derecha; Faouzi Ghoulam se apuntó al carrusel de ocasiones con una internada por la izquierda que a punto estuvo de entrar en la portería de Alemania; y, de nuevo, Slimani, que marcó de cabeza pero su tanto fue anulado por fuera de juego.

Argelia mereció marcharse por delante en el marcador antes del descanso. Hizo mucho más para irse con ventaja, incluido un esfuerzo físico muy grande que después le pasó factura. Se notó al final de la primera parte y los germanos intentaron aprovecharse con un inicio fulgurante en la segunda.

Durante diez minutos acosaron el área de M’Bohli, que se encargó de sacar como pudo un disparo de Schürrle y un zapatazo de Philipp Lahm en la que fue su mejor parada del partido. Se estiró como un chicle para sacar una mano salvadora con la que rozó la pelota para despejarla a córner.

Fueron los mejores momentos de Alemania, que no pudo evitar la resurrección de los Zorros del Desierto. Argelia se recuperó del empuje rival y volvió a dejar con pocos argumentos a la escuadra de Löw, que se volvió a atascar sin ideas frente a un muro muy bien cimentado que sólo se derrumbaba para salir al contragolpe con jugadas peligrosísimas.

Pero Alemania es Alemania y hasta el final no hay que confiarse. Se esperaba un último arreón para marcar uno de esos goles germanos, al final, cuando más duele. En esos momentos apareció por fin Thomas Müller, casi desaparecido durante noventa minutos, pero chocó de nuevo con M’Bohli, que sacó otro balón milagroso tras un cabezazo a bocajarro del jugador del Bayern de Múnich.

Entre M’Bohli, que volvió a salvar otro remate, esta vez a Schwensteiger, y la defensa argelina, consiguieron desesperar a Alemania, que al final acabó necesitando la prórroga para acabar con la resistencia africana.

Ésta se desmoronó en el minuto 93 con un gol de tacón de Schürrle y con un tanto postrero de Mesut Özil. Fue el fin de Argelia, que no consiguió su venganza pero con honor y con un tanto final de Djabou puso contra las cuerdas a un equipo que se verá las caras en cuartos de final con Francia. Europa sigue con vida. África murió hoy con dignidad.

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