Iniciativa nació de un organizador de ceremonias de divorcio
Llorar para liberar tensiones, llorar para sacarse de encima la mochila de emociones negativas y andar más ligero. A veces llorar es bueno. Así lo entiende Hiroki Terai (33), un planificador de eventos de Chiba que organiza sesiones de llanto (ruikatsu) para gente que quiere y necesita llorar.
A cada sesión asisten alrededor de 40 hombres y mujeres de todas las edades.
La reunión empieza con un nakashiya (persona que hace llorar a la gente) contando una historia triste (nakugo). Luego, los participantes ven videos –tristes, claro– en una sala oscura. Más adelante, reciben una charla sobre los beneficios del llanto.
Algunos sollozan o secan sus lágrimas con pañuelos. «No puedo llorar en mi casa debido a problemas que tengo con mis padres», le dice una mujer de 22 años a Yomiuri Shimbun. «Aquí me siento renovada después de llorar», añade.
Al final, los asistentes intercambian opiniones y cuentan qué partes de la historia o los videos los han hecho llorar. Cada reunión durante unos 90 minutos y la entrada es libre.
Terai organizaba ceremonias de divorcio para exparejas que deseaban comunicar a sus allegados su decisión de separarse. El hombre se dio cuenta de que muchos se sentían mejor, aliviados, distendidos, después de derramar lágrimas. Así fue cómo decidió crear las sesiones de llanto.
Actualmente, realiza dos o tres por mes.
La iniciativa de Terai está teniendo eco. En escuelas de secundaria y preparatoria en Tokio y prefecturas como Chiba, Kanagawa y Nagano se están organizando sesiones de llanto, así como en hospitales y casas de reposo. (ipcdigital)
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