Eso impidió que conociera de primera mano la situación en la planta nuclear tras el accidente
Los inspectores del regulador nuclear nipón fueron los primeros en abandonar la central de Fukushima en plena crisis atómica en marzo de 2011, según desvela el testimonio del exdirector de la planta publicado el martes.
Esta situación evitó que el Gobierno de entonces, que resultó muy criticado por su gestión del accidente, pudiera conocer de primera mano la situación en la central en un momento crucial.
El exdirector de la planta, Masao Yoshida, que falleció el año pasado y fue interrogado por el comité de investigación que convocó el propio Gobierno meses después del accidente, confirmó este extremo, según el testimonio que hace público el diario Asahi.
Según Yoshida, los inspectores de la hoy desaparecida Agencia de Seguridad Nuclear e Industrial (NISA) fueron los primeros en abandonar el recinto pocos días después de que el terremoto y el tsunami del 11 de marzo 2011 golpearan la planta.
El personal de NISA se desplazó a unos 5 kilómetros de la central, donde montó un cuartel temporal.
Yoshida confirmó que el 15 de marzo, cuando se produjo la segunda explosión de hidrógeno en la planta, lo que aumentó considerablemente las emisiones radiactivas, el cuartel general de NISA fue trasladado a la ciudad de Fukushima, 60 kilómetros al noroeste del epicentro de la crisis.
De este modo, el Gobierno dependió a partir de entonces enteramente de la propietaria de la planta, Tokyo Electric Power (TEPCO), para saber qué sucedía en el recinto.
La comisión de investigación determinaría meses después que la comunicación entre TEPCO y el Ejecutivo del entonces primer ministro Naoto Kan fue paupérrima y criticó con dureza su gestión conjunta de la emergencia en la que el accidente sumió al país en marzo de 2011.
Tras el accidente, el Gobierno decidió que los inspectores de la nuevamente creada Agencia de Regulación de Nuclear (NRA) deberán permanecer en caso de accidente en el centro de gestión de emergencias de la planta.
Sin embargo, no queda claro en el nuevo reglamento cuánto tiempo deberían permanecer ahí o cuál es la dosis máxima de radiación a la que pueden resultar expuestos.
El Ejecutivo nipón sigue manteniendo además que el operador de una central nuclear en Japón es el máximo responsable a la hora de gestionar un accidente en sus instalaciones. (EFE)