Es difícil determinar si existe conexión entre las enfermedades y el accidente nuclear, según expertos
Diecisiete nuevos casos de cáncer de tiroides en menores de la región de Fukushima han sido detectados desde diciembre pasado, aunque los expertos por ahora no pueden establecer ninguna conexión entre estos datos y el accidente nuclear de 2011.
Un total de 50 niños de esta región nipona han desarrollado tumores tiroidales en los últimos tres años, mientras que otros 29 menores tienen síntomas de este tipo de cáncer, según el último informe del panel de expertos designado para evaluar la salud de los residentes de Fukushima y que recoge el diario Nikkei.
Los datos corresponden a personas que tenían 18 años o menos en marzo de 2011 y muestran un aumento de más del 50 por ciento respecto a los datos de diciembre, cuando se contaron 33 casos de cáncer en menores.
El panel de expertos considera que por el momento es «difícil» determinar si existe un vínculo causal directo entre los casos de cáncer entre menores y las radiaciones emanadas de la planta tras la triple fusión nuclear, según el informe.
Una vez que se termine la primera ronda de revisiones médicas en agosto, los especialistas evaluarán la totalidad de datos recogidos y la posible conexión entre las enfermedades y el accidente nuclear.
Las autoridades niponas decidieron examinar a unos 370.000 residentes de la prefectura de Fukushima, de los cuales el 80 por ciento ya ha pasado por estos test médicos.
Un reciente estudio de la ONU reconoció la posibilidad de que aumente el riesgo de cáncer de tiroides entre los niños más expuestos a la radiación tras el accidente nuclear de Fukushima en 2011, pero calificó de «improbable» que haya cambios en las tasas generales de cáncer de Japón.
Menos de mil niños han recibido dosis peligrosas de entre 100 y 150 miligray, y entre ellos «podría esperarse un aumento del riesgo de cáncer de tiroides», señala el informe elaborado por el Comité Científico de la ONU sobre los Efectos de las Radiaciones Nucleares (UNSCEA) y presentado a principios de abril.
En todo caso, el informe recuerda que el cáncer de tiroides es inusual entre menores y que «su riesgo normalmente es muy bajo».
El yodo radiactivo tiende a acumularse en las glándulas tiroideas causando cáncer y afecta especialmente a los niños pequeños, en quienes la enfermedad se desarrolla con lentitud.
Tras el accidente nuclear de Chernóbil (Ucrania) en 1986, el peor de la historia, se confirmaron cerca de 6.000 casos de cáncer de tiroides en menores, que aparecieron unos cuatro o cinco años después de la catástrofe y que se atribuyeron en su mayoría al consumo de leche contaminada. (EFE)