Nueva película sobre el “rey de los monstruos” se estrenará en julio
Andrés Sánchez Braun / EFE
Sesenta años después de que Godzilla arrasara por primera vez Tokio en la gran pantalla, la capital nipona espera ansiosa el estreno de la nueva versión hollywoodiense con reediciones, ciclos o exposiciones en torno al monstruo nipón más famoso del séptimo arte.
El «rey de los monstruos» podría ser considerado una suerte de mascota no oficial en la mayor ciudad de Japón, la que más veces ha sido víctima de su destrucción o escenario de sus batallas con la larga serie de criaturas antagonistas que han aparecido a lo largo de sus 28 películas entre 1954 y 2004.
Buena prueba de ello es la estatua que se le erigió en 1995 en el barrio de Yurakucho, el cual arrasó sin piedad en la primera de sus películas.
A día de hoy el lagarto radiactivo, nacido en las postrimerías de la pesadilla nuclear japonesa de Hiroshima y Nagasaki y al que resulta fácil asociar con la tragedia que golpeó el país hace tres años en forma de devastador tsunami y crisis nuclear, ya solo despierta simpatía.
Cheepa’s café, en el corazón del barrio de Ginza, es con su apabullante colección de muñecos de conocidos personajes del cine, animación y series televisivas de Japón otro de los muchos rincones tokiotas que rinden tributo a la criatura, y estos días acoge en su galería anexa una muestra en honor de su 60 aniversario.
La exposición se centra en la obra de Yuji Kaida, uno de los más conocidos ilustradores de ciencia ficción en Japón, autor de infinitos retratos y reinterpretaciones gráficas de Godzilla, del que incluso ha elaborado simpáticas versiones infantiles.
Además de telas en las que el lagarto combate al también monstruoso Anguirus o las reproducciones que Kaida realizó de fotogramas del filme original de 1954, la galería exhibe desde muñecos o camisetas hasta verdaderas rarezas de coleccionista, como la gama de candados para moto «Godzilla».
Para rematar la velada, en el café se esculpe a golpe de espuma de leche el icónico rostro del saurio atómico.
«Aunque la última película esté producida en Estados Unidos, los aficionados de Japón están muy interesados y esperan al nuevo Godzilla, porque en realidad es un personaje universal. ¡Yo también quiero verla!», confesó a Efe el director de mercadotecnia del establecimiento, Minoru Ohmichi.
Paradójicamente, Japón, donde la piratería es un fenómeno marginal, será el último país donde se estrenará el nuevo «Godzilla» -llegará el 25 de julio, más de dos meses después que en el resto del mundo- lo que parece haber incrementado aún más las ansias de los «fans» del monstruo.
Los que residen en Tokio han hecho interminables colas este año para hacerse con series limitadas de carteles, reediciones que la productora Toho, creadora del fenómeno, lanzó en Blu-ray o entradas para la retrospectiva que las salas Jimbocho organizaron para celebrar el 60 aniversario.
Además en mayo llegará a los cines nipones la versión completamente restaurada del filme original dirigido en 1954 por Ishiro Honda.
Aquellos que la vean por primera vez podrían llegar a pensar que efectivamente Godzilla arrasó buena parte de Tokio, pues casi nada de lo que se ve en el metraje resulta ya reconocible en una ciudad en perpetua transformación y que a partir de los setenta empezó a tapiar muchos barrios a golpe de rascacielos.
De ahí que el saurio, que originalmente medía 50 metros (era algo más alto que la cúpula del parlamento en Tokio) se ha estirado década a década hasta alcanzar el centenar de metros en los últimas películas.
Por lo poco desvelado hasta el momento sobre el nuevo filme dirigido por Gareth Edwards, se sabe que el flamante Godzilla andará entre los 120 y los 150 metros de altura.
También que el diseño de la bestia y el argumento volverán a beber del planteamiento original de esta oscura fábula enraizada en la desolación de la guerra y en los peligros de la ciencia y la lucha por dominar la naturaleza.