Algunos de los principales medios japoneses y la mayoría de la población se oponen a la medida
El Gobierno japonés adoptó el martes una nueva normativa sobre la exportación de armas, que permitirá su comercio bajo ciertas condiciones tras su prohibición casi total desde hace más de 50 años.
El nuevo reglamento sustituirá los tres principios aprobados en 1967 y que impiden vender armamento a países sujetos a embargo por resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, a los del bloque comunista y a aquellos implicados en conflictos internacionales.
En la práctica, estos tres principios han supuesto la prohibición casi total de vender armamento a cualquier país que no sea Estados Unidos, el principal aliado de Japón.
La nueva normativa establece otros tres puntos y tiene como objetivo mejorar la posición estratégica de Japón sin salirse del principio del pacifismo que ha caracterizado al país desde la II Guerra Mundial, señalan analistas de la prensa japonesa.
Los nuevos principios mantienen la prohibición de exportar armas a países involucrados en conflictos o que violen resoluciones de Naciones Unidas.
Japón sólo permitirá las exportaciones de armamento si este equipamiento se emplea para «contribuir a la cooperación internacional y a sus intereses de seguridad», según el nuevo texto legal.
Tokio también impondrá un estricto sistema de control y seguimiento para garantizar que las armas no se emplean con fines distintos o que no van a parar a terceras partes.
La coalición gobernante decidió cambiar el borrador inicial del reglamento para garantizar la transparencia de las exportaciones de armamento y que éste no se empleará en conflictos bélicos, a raíz de las críticas desde ciertos sectores de la sociedad japonesa.
Japón «seguirá haciendo contribuciones a la paz y buscará la cooperación tecnológica en el área de defensa con EEUU y otros países», afirmó en este sentido el ministro nipón de Defensa, Itsunori Onodera, en declaraciones recogidas por la agencia Kyodo.
Otra fuente del Ejecutivo señaló al mismo medio que Tokio «no pretende permitir las exportaciones para contribuir a conflictos internacionales en modo alguno ni para obtener beneficios económicos».
La modificación de la normativa se integra en la nueva estrategia de defensa y de seguridad puesta en marcha por el primer ministro, Shinzo Abe, que también contempla una reinterpretación del principio de autodefensa recogido en la pacifista constitución nipona.
Este cambio de estrategia se produce ante el auge militar de China, con el que Tokio mantiene una disputa territorial sobre las Islas Senkaku.
El nuevo reglamento sobre armas permitirá a Japón participar en proyectos de desarrollo y producción conjuntos con otros países, enviar equipamiento a países aliados para operaciones de vigilancia y estrechar así su cooperación sobre defensa y seguridad con otras naciones.
Algunos de los principales medios de comunicación del país rechazaron la modificación, mientras que una encuesta llevada a cabo por Kyodo a finales de marzo mostraba una oposición mayoritaria de la sociedad japonesa.
La medida tampoco ha gustado a China y Corea del Sur, dos de los principales exportadores de armamento del mudo y que ya habían criticado en varias ocasiones el cambio de estrategia de seguridad y defensa impulsado por Abe. (EFE)
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