Las primeras horas en libertad de Iwao Hakamada tras esperar la muerte durante 46 años

Iwao Hakamada y su hermana Hideko (foto equipo de abogados defensores)


Al japonés de 78 años le costaba creer que había vuelto al mundo libre

 

Iwao Hakamada y su hermana Hideko (foto equipo de abogados defensores)
Iwao Hakamada y su hermana Hideko (foto equipo de abogados defensores)

Tan pronto como se enteró de que su hermano Iwao Hakamada (78), condenado a muerte durante 46 años, tendría un nuevo juicio y sería liberado, su hermana Hideko tomó un shinkansen para ir a Tokio y comunicarle la gran noticia.


Hakamada, que desde agosto de 2010 se había rehusado a recibir visitas, accedió a ver a su hermana mayor porque intuía que tenía importantes noticias.

Sin embargo, cuando Hideko le mostró una copia del fallo del tribunal dijo: “Eso es mentira. Estoy perdido”, y le pidió que se fuera, según uno de sus abogados defensores, cuya versión recoge Mainichi Shimbun.

Solo cuando salió a la sala de recepción del centro de detención donde estaba recluido con una maleta que contenía sus pertenencias y su hermana le dijo: “Bienvenido de nuevo”, Hakamada, que padece una enfermedad mental, pareció percatarse de que había sido liberado. Aun así, la expresión de su rostro no exteriorizó mayor emoción.


También le costó creer cuando sus abogados le dijeron que tendría un nuevo juicio.

Un abogado de Hakamada le dice a Mainichi que después de haber estado tanto tiempo encerrado y proclamando sus inocencia, el hombre “debe ser incapaz de creer que ha sido puesto en libertad el mismo día en que el tribunal ordenó un nuevo juicio. Incluso nosotros no podemos creerlo”.


En el automóvil al que subió tras salir del centro de detención, Hakamada no dijo nada. Solo miraba el paisaje. Estaba sereno. Sin embargo, durante el viaje se sintió mareado y pidió bajar del vehículo. Caminó un rato. Cuando le preguntaron si tenía conciencia de que había recuperado su libertad, respondió: “Gracias”.

Su primera noche como hombre libre la pasó en un hotel en Tokio con su hermana. No cenó por el malestar que sufrió en el automóvil, pero «durmió bien en un cómodo futon», declara Hideko. «Fue maravilloso. Me sentí como si estuviera soñando», recuerda la hermana.

Al día siguiente, Iwao se despertó alrededor de las 7 de la mañana. Comió un poco de torta. “Sabe bien”, comentó. A las 9 de la mañana dejó el hotel para someterse a un chequeo médico en un hospital (ipcdigital)

 

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