«Estoy feliz. Eso es todo lo que siento ahora», dijo tras su liberación
Iwao Hakamada fue liberado tras llevar 46 años condenado a muerte. Sin embargo, no exteriorizó ninguna emoción por la libertad recobrada tras casi medio siglo en prisión. Uno de sus abogados contó que el hombre, que padece una enfermedad mental, “pareció entender” cuando le comunicaron la buena noticia, “pero no expresó ninguna alegría”.
Quien sí manifestó su alegría con una enorme sonrisa que parecía tatuada en su rostro fue su hermana Hideko, de 81 años, que ha dedicado gran parte su vida a defender a Iwao, de 78, revela Yomiuri Shimbun.
Poco después de las 10 de la mañana del jueves, un abogado salió corriendo de la sede del Tribunal del distrito de Shizuoka con una pancarta que decía “Se inicia un nuevo juicio”, desatando gritos de júbilo entre los simpatizantes de Hakamada.
Detrás del abogado apareció Hideko. “Muchas gracias de verdad. Su ayuda ha hecho que esta decisión sea posible», dijo. «Estoy feliz. Eso es todo lo que siento ahora», añadió.
Por su parte, Katsuhiko Nishijima, el jefe del equipo de abogados defensores de Hakamada, resaltó en una conferencia de prensa –en la que participó Yomiuri– que “esta es una decisión histórica” y solicitó a la fiscalía que se abstenga de apelar el fallo del tribunal.
En junio de 1966, el dueño de una fábrica de miso, su esposa y sus dos hijos fueron asesinados. La casa que habitaban fue incendiada después.
El día de la tragedia, Hideko llamó a su hermano, que trabajaba para la empresa de miso y vivía en uno de sus dormitorios, para comentar el luctuoso hecho. “No sé si se trata de un asesinato o no. Voy a casa más tarde”. Ella se sintió aliviada al notar que Iwao respondía en su tono habitual.
Sin embargo, la tranquilidad no le duró mucho. Pocos días después, acudió a una estación policial para ser interrogada y se le informó de que su hermano había sido arrestado por el múltiple asesinato. La noticia le cayó como una bomba. La mujer se deprimió y tuvo que soportar el rechazo social. Se habituó a hacer cosas (como comprar) en las noches para evitar las miradas ajenas.
Todo cambió cuando la madre de ambos murió. Hideko despertó. Se dio cuenta de que no podía dejarse vencer y desde entonces decidió entregar su vida, renunciando incluso al matrimonio, a la salvación de su hermano. (ipcdigital)