Cosas que puedes descubrir en un tren en Japón si eres curioso


La habilidad de los adolescentes y los peculiares gustos de algunos pasajeros

La curiosidad es una pulsión humana muy fuerte. Los trenes en Japón pueden ser un buen escenario para ponerla en práctica, por ejemplo fijándonos de soslayo (o no tanto) en lo que está mirando el pasajero de al lado en su smartphone.


El sitio web RocketNews24 recoge algunas reveladoras experiencias:

  • Los adolescentes son hábiles en el uso de los aparatos electrónicos. Una pasajera fue testigo de ello: una estudiante de preparatoria tenía, simultáneamente, un iPod y un iPhone. Por un lado, miraba un video del popular grupo musical AKB48, y por el otro escribía con rapidez un correo electrónico. “Me sorprendió que fuera capaz de usar los dos dispositivos con tanta destreza”, recuerda. Y ojo que la mujer que narra no es una anciana ajena a los avances tecnológicos, sino una joven veinteañera.
  • Un alud de mensajes. Un agente inmobiliario de 29 años le echó un vistazo al teléfono de una estudiante de secundaria que estaba usando LINE, descubriendo que tenía cientos de mensajes no leídos en cada uno de los grupos a los que pertenecía (no 10 o 20, sino 200 o 300). “Yo estaba tan sorprendido. ¡No podía creer que tuviera que leer esa cantidad de mensajes! Debe de ser difícil ser parte de la ‘generación smartphone’”, dice.
  • Saber inglés da caché en Japón. Un pasajero tuvo una primera mala impresión del sujeto que tenía al lado. No le gustó su llamativo aspecto (el bronceado, el traje, el cabello teñido de castaño), pero luego, debido a que el tipo estaba leyendo un sitio de noticias en inglés, cambió de opinión y le pareció cool.
  • Hay gente que no toma las suficientes precauciones para no revelar lo que está viendo en su smartphone. O quizá no tiene reparos en que los demás se enteren de que está consumiendo, por ejemplo, pornografía. «Un hombre sentado en el tren estaba mirando un sitio web pornográfico en su teléfono. La pantalla se reflejaba en la ventana que estaba detrás de él y todos a su alrededor podían ver claramente ver lo que estaba mirando», relata un pasajero de 25 años.
  • La gente mayor no necesariamente está peleada con la tecnología. Una mujer de 28 años recuerda a un sexagenario que escribía mensajes en su smartphone en los que contaba su rutina de ese día. Lo llamativo era que finalizaba cada frase con un emoticón de corazón. La pantalla de su teléfono estaba llena de ellos. La joven nunca supo a quién iban dirigidos los cariñosos mensajes, pero dice entre risas que espera que hayan sido a la esposa del anciano. (ipcdigital)

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