Director de “El Padrino” recibe prestigioso premio en Japón
El cineasta estadounidense Francis Ford Coppola recibió el martes una sorpresa en Tokio, donde le fue devuelta la máquina de escribir que se dejó en la capital nipona cuando montaba «Apocalypse now» hace unos 35 años.
En plena rueda de prensa ofrecida con motivo de la concesión del prestigioso premio Praemium Imperiale, apareció la dueña de un hostal de Tokio, en el que Coppola (Detroit, EE.UU., 1939) se hospedó tras culminar en Filipinas el pesadillesco rodaje de la película, y le hizo entrega del utensilio.
El director de la saga de «The Godfather» («El Padrino») explicó que empleó esa máquina mientras intentaba dar sentido a todo el metraje que había acumulado en un rodaje en el que se tuvo que enfrentar a la bancarrota, al ataque cardiaco de su actor protagonista y a tifones que destrozaron los decorados.
«Estaba deprimido y metido en un desastre financiero, así que vine a Japón a pensar y escribir», afirmó.
Buena parte de la rueda de prensa giró precisamente en torno a aquella etapa de su carrera en los setenta, cuando rodó «Apocalypse now» (1979), «The Conversation» (1974, La conversación) y «The Godfather. Part I and II» (1972 y 1974, El padrino I y II), que tanto contrasta con su actual fase creativa.
«Ahora se piensa que fue una época en mi carrera impresionante. Pero entonces todas esas películas, incluida ‘The Godfather’, se recibieron con escepticismo. En realidad, no me di cuenta de que había sobrevivido a ese periodo hasta 15 o 20 años después», recordó.
«Muchos me preguntan: ‘¿Por qué no son tus películas tan buenas como entonces?’. Siendo sincero, haga lo que haga ahora, no sabré hasta dentro de 15 o 20 años cómo han sido recibidas realmente», añadió.
Coppola explicó que al cumplir 60 decidió que no quería competir con su «propio trabajo anterior» y volvió a convertirse en un «estudiante» para rodar tres películas «pequeñas y raras»: «Youth without Youth» (2007, El hombre sin edad), «Tetro» (2009) y «Twixt» (2011).
Con esto, dijo, pretende «matar al director de todas esas películas anteriores para hacerlo renacer».
«Ese es el proceso en el que estoy actualmente. Cuando la gente me pregunta, ‘¿En qué trabajas ahora?’, ni siquiera quiero contárselo porque es una conversación de cinco horas», afirmó finalmente un Coppola que, en todo caso, se mostró esperanzado por el futuro del cine.
«En el cine aún no todo está inventado. ¡Quedan muchas y excitantes fronteras por romper!», sentenció en el discurso ofrecido con el resto de ganadores del Praemium Imperiale 2013. (EFE)
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