Muchos intentan suicidarse antes de cometer crímenes
Hay una relación estrecha entre aislamiento social y delito a juzgar por una investigación llevada a cabo por el Ministerio de Justicia de Japón.
De 52 personas que fueron condenadas por realizar ataques indiscriminados entre los años fiscales 2000 y 2009, 33 no tenían amigos o sus vínculos sociales eran débiles, según el estudio gubernamental, informó Yomiuri Shimbun.
28 de ellos (o el 54 %) no tenían vínculos amicales, mientras que cinco aseguraron tener al menos un amigo; sin embargo, la relación no era cercana.
42 (81 %) no tenían trabajo, mientras que 31 (60 %) no registraban ingresos de ningún tipo.
Además, el 44 % había intentado quitarse la vida antes de delinquir.
La investigación subraya la necesidad de tomar medidas contra el aislamiento social para impedir o reducir el número de ataques.
Entre los crímenes estudiados está incluido el asesinato de ocho estudiantes de una escuela de primaria en Osaka perpetrado por un hombre armado con un cuchillo en 2001.
También figura un hombre que asesinó a cinco personas e hirió a diez en una estación en la prefectura de Yamaguchi en 1999.
¿Cuáles fueron sus móviles? 22 (42 %) adujeron estar insatisfechos con sus vidas, diez (19 %) estaban encolerizados y encauzaron su ira al azar contra personas con las que no tenían ninguna relación, y nueve (17 %) admitieron que querían ser encarcelados.
Uno de los sujetos explicó que su delito obedecía al impulso de descargar su frustración debido a que había sido víctima de bullying en la escuela, mientras que otro confesó que se sentía la única persona miserable en el mundo y que, por tal motivo, atacó a gente que veía feliz.
Takayuki Okada, director del Departamento de Psiquiatría Forense del Instituto Nacional de Salud Mental en Tokio, sostiene que el estudio demuestra que no es cierto que las personas que realizan ataques al azar –etiquetadas frecuentemente como pervertidas o anormales– no tengan móviles.
De los 52 criminales, seis fueron condenados a muerte y uno se suicidó. De los 45 restantes, solo 23 tienen un lugar donde establecerse una vez que cumplan su sentencia.
Finalmente, Okada enfatiza la importancia de apoyar a los delincuentes a reinsertarse en la sociedad, pues si son rechazados por esta aumenta el riesgo de que vuelvan a delinquir.
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