Jóvenes asumen con naturalidad que hombres también deben hacer labores domésticas
En Japón se asume cada vez más que las tareas del hogar deben estar repartidas entre hombres y mujeres.
Por ello, preparándolos para el futuro, en las escuelas japonesas se imparten clases para enseñarles a los adolescentes a cocinar, entre otras labores de casa.
Yuta Oyamada, de 29 años, enseña tareas domesticas en una escuela de secundaria de la prefectura de Nara. “Quiero que mis estudiantes sean capaces de cuidar de sí mismos en el futuro”, dice a la agencia Kyodo.
Oyamada es soltero y planea involucrarse en las tareas del hogar cuando se case y tenga hijos.
Un club de cocina de una escuela de hombres en Kioto alcanzó el segundo puesto en una competición a nivel nacional dominada por mujeres.
Yuji Nishi, de 17 años, cuenta que se unió al club porque quiere ser capaz de prepararse su propia comida cuando deje la casa paterna.
Actualmente, son pocos los estudiantes japoneses que creen que solo las mujeres deben encargarse de las tareas del hogar. Incluso cocinar es valorado positivamente.
Mientras tanto, una de las mejores escuelas de hombres en Tokio considera que sus estudiantes, además de la formación académica que reciben, deben estar preparados para realizar tareas prácticas. Como parte de su proceso de aprendizaje, sus alumnos interactúan con bebés y personas con discapacidad.
Naoki Atsumi, experta de una firma de investigación, declara a Kyodo que la nueva generación piensa que es natural que los hombres también tomen parte en la crianza de los niños.
Por su parte, Kimiko Kono, especialista en educación, opina que las clases también contribuyen a que los estudiantes se pongan en la piel de los mayores y, de ese modo, tengan mayor noción de las responsabilidades de la vida adulta.
Yoko Ito, profesora de la Universidad de Chiba, resalta que las clases son esenciales para que los hombres sepan equilibrar con éxito trabajo y hogar.
Gracias a las clases de tareas domesticas, los roles tradicionales en la sociedad japonesa se están invirtiendo. Los jóvenes adultos que en la escuela llevaron estos cursos tienen una mentalidad más abierta con respecto a la crianza de los niños que los hombres mayores, quienes aún creen que todo lo referido al hogar corresponde únicamente a la mujer.
