Equipo japonés decae cuando no juega su estrella
Andrés Sánchez Braun / EFE
Los «Samurai blue» nipones llegan a la Copa Confederaciones 2013 de Brasil con la esperanza de que el arrojo de su estrella Keisuke Honda les ayude a superar la fase de grupos y a romper la peor racha de resultados desde que el italiano Alberto Zaccheroni llegó al banquillo.
Tras un 2012 en el que el equipo prácticamente selló su clasificación para el Mundial y cerró el año con una victoria (0-1) en Saint Denis ante Francia, desde enero los japoneses han exhibido un juego menos convincente.
El pasado 4 de junio se convirtieron en el primer cuadro en lograr plaza para el Mundial de 2014, pero la clasificación se logró con menos lustre del esperado después de que en 2013 el combinado solo haya cosechado dos victorias en sendos amistosos y frente a dos escuadras de poca entidad (Letonia y Canadá).
Por el camino, los «Samurai blue» cayeron frente a la renovada Bulgaria de Luboslav Penev en otro amistoso, encajaron una sonrojante derrota en Ammán contra Jordania y sufrieron para lograr el pasaporte a Brasil 2014 con un empate en casa, a última hora y de penalti, ante Australia.
El equipo palideció ante Bulgaria y Jordania por la ausencia de Honda, y en los últimos días Alberto Zaccheroni, poco dado a destacar a nadie por encima del grupo, subrayó abiertamente la importancia que tiene el zurdo del CSKA de Moscú.
«Honda tiene dos atributos que lo separan del resto. Uno, tiene una fuerte personalidad, y dos, su fuerza física es algo raro en un japonés», dijo el italiano tras el partido ante Australia, en el que el 4 nipón, pese a venir de una lesión y no cuajar un gran partido, se echó al equipo a la espalda y marcó el único tanto «blue».
El centrocampista, conocido por su cabello teñido de rubio, fue el líder indiscutible de Japón durante la consecución de la Copa de Asia 2011 (donde fue nombrado jugador del torneo) y en el Mundial de Sudáfrica, donde gracias a sus goles el conjunto asiático se plantó en octavos de final y dejó en la cuneta a Camerún y Dinamarca.
Por ello, nadie se sorprende de que el equipo se muestre más estéril en ataque cuando no juega el potente medio, que como puntal, además de aportar coraje y pegada, contribuye a hacer más vertical y punzante el movimiento del balón siempre que mezcla con Shinji Kagawa (Manchester United) y Shinji Okazaki (Stuttgart).
En los últimos encuentros Zaccheroni incluso ha probado a colocar bien al propio Honda o a Kagawa en punta, optando siempre porque Okazaki (en realidad el que más perfil de nueve puro tiene) parta desde un costado.
Del mismo modo, también se ha inclinado por colocar al 4 nipón por detrás del triplete ofensivo que le gusta desplegar y que completa normalmente con Ryoichi Maeda (Jubilo Iwata) o el jugador de origen holandés Mike Havenaar (Vitesse), ambos aptos para actuar también como delantero centro.
Aunque el expreparador «rossonero» ha coqueteado brevemente con la idea de alinear solo tres centrales «a la italiana», resulta probable que de salida elija su más típico 4-3-3 dada la mayor enjundia de los rivales que aguardan a Japón en el grupo de la Confederaciones: Brasil, Italia y México.
El portero Eiji Kawashima (Standard de Lieja), los laterales Atsuto Uchida (Schalke 04) y Yuto Nagatomo (Inter de Milán) o los mediocentros Yasuhito Endo (Gamba Osaka) y Makoto Hasebe (Wolfsburgo) rara vez quedan fuera del once, al tiempo que Maya Yoshida (Southampton) y Yasuyuki Konno (Gamba Osaka) han sido la pareja de centrales más habitual.
De este modo, y aunque Japón llegue a Brasil sin más aspiración que la de seguir mejorando en la medida de lo posible su imagen en el escenario internacional, el que ocho futbolistas de su once tipo jueguen en Europa debería servir a sus rivales como recordatorio del salto competitivo que ha pegado esta selección en la última década.
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