Por Nélida Tanaka*
Consulta: “Por qué el Señor se tuvo que llevar tan pronto a mi padre, nos dejó un dolor muy grande a todos. El cáncer lo derribó repentinamente. Cuando le diagnosticaron, leí información sobre este cáncer pero no podía creer que fuese tan pronto. Aunque era una persona muy estricta, siempre fue un buen padre, siempre nos protegió. Es un dolor para toda la familia, pero ahora me preocupa mi hijo, estaba muy apegado a él después de que me divorcié. Recientemente tenía fricciones con mi papá, está en una edad que no le gusta que le controlen y le digan qué tiene que hacer. En una ocasión se pasó de los límites y en un arranque de rabia le gritó que se muera y salió de la casa. Esto me molestó a mí también y le amonesté por lo que dijo. Pero quién iba a pensar que en pocos días papá tuvo que ser hospitalizado. En muy poco tiempo no tenía fuerzas ni para abrir los ojos. Se nos fue muy pronto. Volviendo a mi hijo, después del funeral al que acudió, se volvió muy callado, parece que no puede dormir bien y tiene pesadillas. Debería haberme preocupado más antes por él, pero también estaba ciega en mi pesar aunque traté de no mostrarle mis lágrimas para no preocuparlo. ¿Qué puedo hacer para poder ayudarlo?”
Respuesta: Están atravesando por momentos muy difíciles frente a la pérdida de un ser tan importante y querido. Mientras que una larga convalecencia ayuda a los familiares a resignarse, es mucho más difícil aceptar una pérdida cuando es más repentina de lo esperado, lo que fue su caso. Veo que para no preocupar a su hijo trató de no mostrar su pena y pesar delante de él, pero no se reprima así, esto es duro y más bien, cuando los adultos no expresamos nuestros sentimientos abiertamente, involuntariamente cohibimos a nuestros hijos a que se sinceren. Al contrario de nuestros temores, es mucho más sano que tanto adultos como niños seamos abiertos con nuestros sentimientos y los compartamos. Escuche a su hijo, muchas veces tienen ideas que nunca las hubiésemos imaginado. Responda a las preguntas que haga de acuerdo a su edad.
Qué lástima que su padre haya fallecido en un período importante, cuando su hijo necesitaba una figura a la que pudiese rebelarse y volcarse sin miedo que se “derrumbe”. Fue lamentable que lo tuvieran que hospitalizar poco después del incidente con su hijo. Muchas veces los niños se sienten culpables de la muerte o enfermedad de un ser querido al que en algún momento le han tenido rabia, lo cual es humano. Es muy probable que su hijo tenga un sentimiento de culpa por la muerte de su abuelito. Aliviará a su hijo asegurándole de que no tiene la culpa de su muerte; que es humano sentir rabia y algunas veces, en un arranque de ira, uno dice cosas de las que se arrepiente, como lo hizo, pero que esto no tiene que ver con su fallecimiento. Es muy importante aliviar esta culpa para que su hijo pueda tener un sano desarrollo sin conflictos.
Sea abierta con sus sentimientos, ambos tienen que vivir el duelo, aceptar la pérdida de un ser muy preciado, esto toma mucho tiempo y también tenga paciencia con su hijo. El avance depende de su grado de madurez porque está en un proceso de crecimiento, el atravesar este proceso juntos los unirá y también ayudará a su hijo a madurar como ser humano.
*Psicóloga clínica, contacte con ella llamando al 090-2245-4021 o por correo electrónico: consultas@hotmail.co.jp