Exgobernador asegura que los okinawenses siguen siendo ignorados
“Okinawa fue ignorada otra vez”, declaró el exgobernador de la sureña prefectura, Keiichi Inamine, a Mainichi Shimbun, en alusión a la conmemoración del día de la restauración de la soberanía de Japón, que el gobierno japonés llevó a cabo pese al rechazo de la población okinawense.
El 28 de abril de 1952, bajo el Tratado de San Francisco, culminó la ocupación aliada de Japón tras su derrota en la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, Okinawa fue puesta oficialmente bajo control de Estados Unidos.
El 28 de abril es el “día de la humillación” para los okinawenses, remarcó Inamine.
El exgobernador recordó que cuando el Tratado de San Francisco entró en vigor se encontraba en casa de un pariente en Tokio para rendir un examen de ingreso a la universidad. Inamine se sintió aislado en esa ciudad donde la población celebraba la liberación de Japón sin tomar en cuenta a Okinawa.
“Yo no creo que esta gente fuera considerada o simpatizara con Okinawa, Amami y Ogasawara” añadió. Las islas de Amami (prefectura de Kagoshima) y Ogasawara (Tokio) corrieron la misma suerte que Okinawa.
«La mayoría de la gente en la isla principal piensa: ‘A pesar de que la alianza entre Japón y Estados Unidos es necesaria, no queremos albergar bases estadounidenses. Okinawenses, por favor, acojan a las bases de Estados Unidos por nosotros’. La indignación de Okinawa no se dirige solo a los militares de EE. UU. y el gobierno japonés, sino también al público japonés», manifestó Inamine en la entrevista a Mainichi.
Okinawa aloja casi el 75 por ciento de las instalaciones militares estadounidenses en Japón.
Por otro lado, Inamine expresó su preocupación por el surgimiento de figuras que están pidiendo que Okinawa se independice de Japón, pese a que no existe posibilidad de que la prefectura pueda ser económicamente autosostenible.
El exgobernador indicó que esto revelaría que existe gente en Okinawa que cree que el problema de las bases no podrá ser solucionado a menos que se dé un paso tan audaz como la independencia.
Finalmente, Inamine advirtió que la cólera de los okinawenses podría volver a estallar y que “a veces las emociones de la gente son más fuertes que su razón”.