El dólar estadounidense se intercambió hoy temporalmente en este mercado en la banda media de los 81 yenes, lo que supone su máximo en cerca de siete meses, un dato que impulsó a la Bolsa de Tokio al beneficiar a las principales empresas exportadoras.
El yen, que desde el año pasado ha rondado máximos frente al euro y el dólar, se intercambió en la apertura del mercado de divisas con el dólar en los 81,56 yenes, comparado con los 81,11 del viernes, debido a la incertidumbre política en Japón, que afronta a mediados de diciembre elecciones generales anticipadas, según los analistas.
Por su parte, el euro también se apreció con respecto a la divisa japonesa en Tokio, donde se cambió hoy en la banda alta de los 103 yenes, en comparación con los 103,46 yenes del viernes.
La persistente apreciación de la divisa japonesa, considerada una moneda refugio en momentos de dificultades económicas, ha perjudicado seriamente la competitividad de las exportaciones, que suponen el 40 por ciento del PIB del país asiático, al recortar los beneficios de las empresas a la hora de repatriarlos.
La debilidad del yen impulsó hoy a la Bolsa de Tokio que alcanzó al poco de iniciar su cotización su máximo en dos meses hasta los 9.169,73 puntos, un incremento del 1,61 por ciento, con lo que mantuvo su racha positiva de las últimas sesiones.
El máximo en siete meses del dólar se produce después de que la semana pasada Japón anunciara la celebración de elecciones generales anticipadas para el 16 de diciembre, en unos comicios que sitúan, según los sondeos, al ex primer ministro Shinzo Abe como posible nuevo primer ministro, informó la agencia local Kyodo.
Abe, líder del opositor Partido Liberal Demócrata (PLD), anunció que en el caso de recuperar el poder favorecerá la aplicación de nuevas medidas de flexibilización económica por parte del Banco de Japón (BOJ), como medida para impulsar la recuperación económica.
El emisor japonés, que hoy inicia su reunión de dos días para decidir la política monetaria del país, ya aplicó a finales del mes pasado una nueva inyección de liquidez para combatir la deflación y amortiguar el impacto de la ralentización global.
El BOJ, además, mantuvo los tipos de interés en el bajísimo nivel de entre 0 y 0,1 % que aplica desde octubre de 2010, y revisó a la baja su previsión de crecimiento del PIB para este año fiscal, que termina en marzo de 2013, que se sitúa en el 1,5 por ciento, frente al 2,2 por ciento que pronosticó en julio.
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