Por la psicóloga Irma Aráuz*
Irma Aráuz: «Cuando el amor se acaba»
Consulta: “Soy latina y tengo 42 años. Estoy casada con un japonés desde hace 15 años. Tenemos dos hijos. Yo no trabajo y sólo me dedico a la casa. Mi esposo es muy bueno y responsable, vivimos en una casa muy bonita y todas nuestras necesidades materiales están cubiertas. Mi problema es que: ya no siento amor por él. Todo me causa insatisfacción y es muy aburrido estar con él. A mí nunca me ha gustado Japón y a él no le gusta mi país y él dice que allá no tendría nada que hacer. Doctora, ¿qué debe uno hacer cuando el amor se acaba? ¿Qué debo hacer para que él me escuche sin enojarse y yo lo escuche sin molestarme? Últimamente todo nos molesta y la comunicación va de mal en peor. Sólo estoy esperando a que mis hijos crezcan para divorciarme y regresarme a mi país”.
Respuesta: La respuesta a su pregunta es larga, pero antes de seguir, me gustaría recordarle que toda una vida de amor y pasión sólo se ve en las telenovelas, ya que, cuando el ideal y lo real se enfrentan siempre hay conflicto en las relaciones. En la actualidad hay un alto índice de divorcios, pero no es porque no nos guste estar casados sino porque las expectativas de un “buen” matrimonio son mayores que antes. Todos queremos tener toda una vida de amor y de pasión duradera con una sola persona y es por eso que también hay un alto índice de segundos matrimonios. Una relación es como una inversión, al principio hay dudas e incertidumbre, pero a medida que pasa el tiempo la confianza crece. No se quede usted sin hacer nada, provoque un cambio en usted misma, aumente su autoestima y verá que su cambio favorecerá también sus relaciones.
Créame señora que la entiendo perfectamente y también le aseguro que no es la única que piensa en hacer lo que usted desea, lo cual no es nada fácil. En este momento piensa usted así por la situación de impotencia de no saber qué hacer y de sentirse “aburrida” en una relación monótona y sin cambio. Algo positivo es que usted está reconociéndo lo bueno que hay en su esposo y valora lo que él hace. En toda relación estable y duradera entre el Dar y el Recibir debe haber un equilibrio para que la relación funcione. Puede ser que más que falta de amor sea sólo aburrimiento y falta de equilibrio en la relación.
Con 15 años de casada y viviendo en Japón, me imagino que ya usted sabe las reacciones de su marido y su manera de dar amor. Generalmente los japoneses lo dan con actos. En cambio nosotras lo expresamos con palabras y caricias. Ambos se están dando amor de diferente manera y en diferente lenguaje. Por ejemplo: Imagínese como si ambos hablaran idiomas diferentes y ninguno se entendiera, ¿qué hace usted? Intenta explicarle y él sigue sin entender, llega el momento en que usted se cansa y lo ignora y evita mejor hablarle. En este caso ¿qué necesitaría hacer uno de los dos? Obviamente aprender el idioma del otro ¿verdad? Y con paciencia aprender a escucharse y a ponerse en el lugar del otro para no perder la paciencia. Puede que nuestra pronunciación sea mala y no nos demos a entender tan bien o no podamos entender lo que el otro nos dice.
Los hombres teóricamente saben que la mejor manera de dar apoyo a una mujer es escuchándola. Pero los hombres no saben escuchar pasivamente y empiezan a dar soluciones que la mujer no pide, ella lo que quiere solamente es ser escuchada. Llega el momento que el hombre se desespera y se enoja pues no siente que valoren su “ayuda”, al ponerse así, la mujer se siente incomprendida y empiezan las discusiones, él se aleja emocionalmente y ella se siente herida en lo más profundo. El hombre puede aprender a escuchar sin enojarse aprendiendo a «eludir» y a «esquivar» lo que oye sin tomárselo tan a pecho pues nadie lo está atacando para que se defienda. Escuchándola de una manera hábil para no sentirse herido por las palabras y sentimientos de la mujer, empezará a oírla con calma. Sin embargo, aunque parece fácil no lo es tanto para él. Si usted le explica lo que quiere sin tantos rodeos, ni gritos ni exigencias, él podría intentarlo poco a poco. Prepárelo antes de “atacar”, puede ser por teléfono o escribiéndole una carta, si es que no puede hacerlo en persona. Ante todo sea sincera con usted misma, ordene sus ideas y escríbalas para poder hablar claramente con su marido.
El tiempo le dará la solución y seguramente encontrará una buena salida, pero por ahora “flote” un poco y relájese para hacer lo que en verdad tiene que hacer. ¡Ánimo! Usted puede ser feliz.
*La psicóloga Irma Aráuz atiende directamente en el teléfono 090-2553-3307 y en el e-mail consultasairma@live.com.ar.