La población de Corea del Norte, el país más hermético del mundo, sufrió en 2011 violaciones de los derechos humanos de forma sistemática y en casi todas sus vertientes, según el último informe de Amnistía Internacional (AI).
El documento, hecho público en Londres, da cuenta del cambio de liderazgo ocurrido tras la muerte de Kin Jong-il y su sucesión, el pasado 17 de diciembre, por su hijo Kim Jong-un, lo que no ha supuesto «indicios de mejora en el pésimo historial de derechos humanos del país».
AI recibió informes de la existencia de numerosos campos penitenciarios, en donde son habituales la detención arbitraria, el trabajo forzoso y la tortura y otros malos tratos.
Continuaron las ejecuciones, que en algunos casos se llevaron a cabo en público, los castigos colectivos son frecuentes y las violaciones del derecho a la libertad de expresión y reunión se generalizaron, señala el documento.
Además, seis millones de norcoreanos necesitan ayuda alimentaria con urgencia, mientras un informe de la ONU concluyó que el país no podría alimentar a la población de este país que, en contraste, destina una parte importante de su presupuesto a gastos de defensa.
HAMBRE Y PODERÍO NUCLEAR
Sometido a sanciones internacionales por sus pruebas nucleares, lo que acentúa su aislamiento internacional, el país no cuenta con recursos ni para paliar los daños de las catástrofes naturales que periódicamente le sacuden.
Unas inundaciones provocadas por lluvias torrenciales que habían comenzado en junio se vieron agravadas en agosto por un tifón que causó daños generalizados, lo que provocó que un total de 68 personas murieran o desaparecieran y más de 25.000 quedaran sin hogar.
Además, un informe publicado en noviembre por la FAO y el Programa Mundial de Alimentos concluyó que gran parte de la población había sufrido privación prolongada de alimentos desde mayo hasta septiembre.
El documento asegura que una de cada cuatro mujeres de entre 15 y 49 años sufre malnutrición, mientras que más de un tercio de los niños sufre raquitismo y casi la quinta parte tenían un peso inferior al normal, según AI.
TORTURAS Y EJECUCIONES ESPANTOSAS
Informes no confirmados apuntan que en enero, mientras se preparaba la sucesión en el poder, el régimen detuvo a más de 200 funcionarios y se temía que algunos hubieran sido ejecutados, mientras que otros habían sido enviados a campos penitenciarios para presos políticos.
También, según informes creíbles para AI, se calcula que había hasta 200.000 personas (hombres, mujeres y niños) encarceladas en condiciones «espantosas» en seis campos penitenciarios para presos políticos cada vez más grandes, como el conocido centro de Yodok.
AI aseguro que tiene informes no confirmados de que las autoridades habían ejecutado mediante fusilamiento o matado en accidentes de tráfico provocados a 30 funcionarios que habían participado en conversaciones entre las dos Coreas o supervisado el diálogo bilateral.
En Corea del Norte no existen medios de comunicación locales independientes, ni partidos políticos opositores y tampoco se ha articulado una sociedad civil que pudiera calificarse como tal. El acceso a internet está muy restringido, así como el uso de teléfonos móviles.
En este contexto, «las críticas al gobierno y a sus líderes son objeto de severas restricciones y pueden castigarse con detención y reclusión en un campo penitenciario», agrega AI.
El número de refugiados y solicitantes de asilo se ha multiplicado y llega a los 23.500 sólo en Corea del Sur, mientras su vecino continúa vetando la entrada de observadores y representantes de organismos internacionales y no hay una ONG que puedan ofrecer una visión real de la situación del país.