Barrio se edifica en un antiguo campo de béisbol en el pueblo de Onagawa, Miyagi
En el pueblo japonés de Onagawa, arrasado por el tsunami de marzo, un antiguo campo de béisbol alberga ahora un barrio construido en tiempo récord por el arquitecto Shigeru Ban, que ha usado contenedores de barco para dar un techo a casi 500 desplazados por la tragedia.
Un millar de habitantes de Onagawa, casi el 10 por ciento de su población, perdió la vida cuando la gran masa de agua que siguió al terremoto de 9 grados de marzo golpeó esta localidad costera y se llevó por delante cerca de 3.000 viviendas.
En los meses siguientes muchos supervivientes se desplazaron al interior, mientras otros encontraron refugio temporal en el gran gimnasio situado en una de las colinas que rodean el pueblo, convertido hoy en una explanada sin rastro de vida.
Con experiencia en catástrofes como la del terremoto de Haití de enero de 2010 o el de Sichuan (China) en 2008, el estudio de Shigeru Ban, reconocido como uno de los más innovadores del mundo, intervino inmediatamente después de la tragedia.
El genial arquitecto, con la ayuda de voluntarios, acondicionó primero los centros de emergencia para crear, con tela y tubos de cartón -el material insignia de muchas de sus obras-, habitaciones que dieron una valiosa privacidad a los refugiados.
Luego, con la vertiente pragmática que le ha hecho famoso, presentó a las autoridades de Onagawa un proyecto de casas temporales construidas con contenedores de barcos, estructuras sólidas, baratas y fáciles de montar.
Las pocas explanadas elevadas en esa zona montañosa ya estaban ocupadas por campos deportivos, que el Ayuntamiento quiso mantener sin edificar con la esperanza de que, en un futuro, vuelvan a ser una fuente de ingresos para el pueblo.
A Shigeru Ban le quedó solo la opción de construir sobre un antiguo estadio de béisbol, lo que le obligó a aprovechar al máximo el terreno y levantar, por primera vez en Japón, casas temporales de hasta tres pisos, fabricadas con contenedores de 6 metros por 2,5 metros.
«Mi ideal es que los refugiados que viven en casas temporales no quieran salir de ellas», aseguraba Ban, artífice de edificios como el Centro Pompidou-Metz (Francia), en una reciente entrevista a la radio Tokyo FM.
En las obras participaron profesionales y unos 200 voluntarios, que en menos de tres meses crearon todo un barrio, inaugurado este mes, con tres bloques de dos pisos y seis de tres plantas que albergan un total de 189 apartamentos.
«Ahora estamos construyendo un mercado de 400 metros cuadrados, una sala de reuniones y un taller», explicó a Efe Reiji Watabe, de la ONG Voluntary Architect’s Network (www.shigerubanarchitects.com), creada por Ban para intervenciones como la de Onagawa.
El interior de los apartamentos, aunque pequeño, es sorprendentemente acogedor: a diferencia de otras casas temporales en la zona, éstas ya se entregan amuebladas, con electrodomésticos donados por la Cruz Roja y muebles regalados por empresas como Muji o la ONG More Trees, del músico y compositor Ryuichi Sakamoto.
En las semanas previas a la inauguración del barrio se podía ver a jóvenes voluntarios que, en los antiguos vestuarios del campo de béisbol, se esmeraban montando y pintando los muebles que ahora lucen en el interior de las casas.
Cada una de ellas está construida de modo que se reduzca el ruido de las unidades inferiores y superiores, y todas están preparadas para afrontar terremotos y ser desmontadas fácilmente una vez cumplan su función.
«Hemos esperado mucho para trasladarnos. El centro de evacuación tenía espacio limitado. ¡Por fin!», señalaba Masaki Katsumata, de 45 años, poco antes de mudarse este mes con cuatro familiares a un apartamento.
En principio los refugiados vivirán en estas casas durante dos años, el límite establecido por ley. Luego, el municipio de Onagawa planea reutilizarlas como albergues o unidades de alquiler.
El barrio de Shigeru Ban es solo una pequeña parte de la nueva Onagawa, donde se han levantado en total 1.294 viviendas temporales en las que viven 3.201 desplazados, detalló a Efe un portavoz municipal.
Con los contenedores habilitados como casas cerró por fin sus puertas el último centro de evacuación que seguía activo en la devastada provincia de Miyagi, donde, inmediatamente después de la catástrofe, llegó a haber 320.000 desplazados en 120 refugios. (Maribel Izcue / EFE)
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