Jorge Barraza: «De ases solo ya poker»

Jorge Barraza

Por Jorge Barraza*

“Messi es mejor que Maradona, pero no que Pelé”, dice Tostao, el analista más respetado de Brasil y, también él, un genio con la zurda. “Messi es más completo y regular, espectacular en el ataque, en el armado de la jugada y por los costados», piensa el ex-habilísimo atacante mineiro, comparándolo con Diego, a quien de todos modos califica de “magistral”. El juicio de Eduardo Goncalves fue vertido dos lunes atrás.


Unos meses antes había sorprendido (por tratarse de un amigo de Maradona) el uruguayo Enzo Francescoli: “Messi me parece mejor que Maradona. Y su progresión no ha terminado. Lo veo muy bien en comparación con otros Balones de Oro por su corta edad”.

Cada día se rinde una nueva figura del fútbol a los pies de Messi. Di Stéfano mismo. Siendo presidente de honor del Real Madrid, se deshizo esta semana en elogios hacia la Pulga: “Es extraordinario verlo jugar. Yo me deleito en cada jornada con sus goles».

Sin embargo, hace un mes Platini se situó en la vereda de enfrente. El muy buen jugador francés devenido en presidente de la UEFA, declaró a La Gazzetta dello Sport que ni Maradona ni Pelé ni Messi encabezan su lista de mejor de la historia. «Para mí, Cruyff es el mejor de todos los tiempos»; una opinión respetable, aunque un tanto europeísta o bien sumamente peculiar.


Cruyff, extraordinario conductor, agresivo atacante, dinámico, goleador y líder de dos equipos revolucionarios como el Ajax y la Holanda de Rinus Michels, es una referencia ineludible en el pináculo de los monstruos sagrados. Pero está en un segundo escalón. Arriba, bien arriba de todo hay un póker indiscutible de ases: Di Stéfano, Pelé, Maradona y Messi.
Alfredo hizo de un equipo común, que llevaba 21 años sin ser campeón, el club más famoso del mundo: el Real Madrid. Le dio 8 ligas de España, 5 copas de Europa, una Copa del Rey, 418 goles y montañas de clase y de espíritu vencedor.

Pelé fue la perla más brillante del Ballet Blanco del Santos y tricampeón mundial con Brasil; 1.300 goles y una mentalidad ganadora excepcional. A un país que en fútbol era “bueno” lo llevó a ser el mejor del planeta. Él los convenció de que se podía conquistar todo.

Diego fue la habilidad llevada al límite de las posibilidades humanas, la fantasía total. Generó una revolución desde un club minúsculo: Argentinos Juniors. Le dio patente de grande al Napoli. Y también fue multicampeón y goleador.


Leo, con sólo 24 años, hizo del trío un cuarteto. Y va en ascenso. Él no tiene problemas de disciplina, de contrato, de nada. A este paso le quedan diez temporadas rutilantes en las que puede redondear un palmarés fabuloso. Aún quedan millones que tratan cada día de ponerle un obstáculo nuevo, una exigencia más, una polémica a lo que puede o no hacer. Son los que primero decían que Cristiano Ronaldo era mejor… Que jugaba por Iniesta y Xavi… Que le sirven la bola para que haga los goles… Él va derribando cada valla con esa seriedad tan impropia de un genio y tan peculiar suya.

La noche en que el Barcelona superó al Viktoria Plzen 2-0, en la que curiosamente Messi no marcó, hizo 5 maniobras fabulosas, geniales, todas a una velocidad de Fórmula Uno. Quien alguna vez jugó fútbol sabe que son proezas vedadas al resto de los mortales.


Humberto Maschio fue campeón sudamericano con Argentina en 1957, jugó el Mundial ’62 para Italia, se coronó campeón con el Inter allá y con Racing acá. Conquistó la Libertadores como futbolista y como entrenador. Una gloria. Es tajante: “Messi quedará como el mejor de todos. Sólo le falta que pasen los años y llene su currículum. Yo enfrenté a Pelé y a Di Stéfano. Pelé era simple para jugar. Di Stéfano, un hombre de toda la cancha. Maradona, un gran habilidoso y definidor. Pero este pibe tiene algo que no tenían los otros: es rápido con la pelota en los pies, la lleva pegada, sabés para dónde va a ir, pero no lo parás. Es un fenómeno, el número uno de la historia, ya. Por más que no haya ganado con la selección, no importa”.

¿Y Cruyff…? Cruyff viene algo más atrás, en el lote de los terrenales. Detrás suyo Beckenbauer, de enorme mérito por no ser delantero. En seguida, una categoría de “extraordinarios”, como Puskas, Garrincha, Ronaldo, Romario, tal vez Schiaffino, Sívori… Luego, una tropa compuesta por los Zidanes, los Platini… es decir los categoría “gran jugador”.

La mejor prueba de que Cruyff cabalga detrás la dio el sábado 31 de octubre el diario Sport, de Barcelona, poco menos que un órgano oficial del club catalán. Cruyff fue un superídolo azulgrana, pero aún así, dedican la portada a la eterna discusión del mejor de la historia y ni mencionan al holandés. Dan una foto gigante de Messi con el título “Tu eres el más grande”. Debajo, tres fotos, más pequeñas, de Pelé, Maradona y Di Stéfano, con una frase de Josep Guardiola: “Ninguno de los tres estuvo tanto tiempo seguido al nivel de Messi”.

Algo de lo de Sport es verdad: a tan alto nivel, nunca se vio una regularidad como la de Messi. La velocidad y la presión del fútbol actual son infinitamente mayores que hace 30, 40 y 50 años. Contra eso debe luchar la Pulga. Y se impone. El debate estará abierto siempre y cada cual elegirá según su gusto. Pero Platiní que no sueñe: arriba no hay escalera real, sólo hay póker de ases.

*Ex articulista de El Gráfico y director de la revista Conmebol, (a) International Press.

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