Por Jorge Barraza*
Atractivo comienzo de Eliminatoria, vibrante, con mejor fútbol del esperado, menos áspero, menos cerrado, más generoso y abierto. Y 15 goles. Que pudieron ser 20 si Perú y Ecuador anotaban todos los que derramaron fuera de los palos. Curioso contrasentido: el juego tuvo el ardor que caracteriza esta competencia, aunque resultó notablemente más poético y vivaz que el de la Copa América.
Cuatro triunfos locales. Y una lógica absoluta. Uruguay pisó firme ante Bolivia; Ecuador aplastó la disparatada aventura del entrenador venezolano (a quien teníamos en alto concepto) de jugar con los suplentes de los suplentes. Perú ratificó que esta nueva etapa, efectivamente, es nueva. Y que está dispuesto a llegar a las últimas consecuencias para viajar a Brasil. Argentina, lejos todavía de parecerse a un equipo, bajó del pedestal a Chile, que sigue convencido de tener “una generación de jugadores extraordinarios”.
– ¿Amistoso? Bolivia enfrentó a Uruguay en un semi-semivacío estadio Centenario. Apenas habría unos 15.000 asistentes en el viejo coloso. Parecía un amistoso. Claro que Uruguay lo jugó a fondo, como es su costumbre, sin importar la categoría del rival. La firmeza uruguaya, la clase de sus jugadores, el infalible tridente Suárez-Forlán-Cavani, la sabia conducción de Tabárez, el equilibrio defensivo-ofensivo que tanto gusta a su técnico, la memorización del esquema de juego confirman a la Celeste como candidata excluyente al primer puesto de la tabla. No vemos cómo podrían escapársele los tres puntos ante Paraguay mañana en Asunción. Un abismo de fútbol divide hoy a charrúas de guaraníes.
– Categoría. El auténtico crack siempre muestra su clase. Lo hizo Luis Suárez, autor del primer gol de la Eliminatoria y pesadillesco para la defensa boliviana… Diego Forlán, cada día más inteligente, ejecutó media docena de córners y tiros libres y todos fueron a la cabeza de un compañero. Cada centro suyo fue medio gol… Antonio Valencia, quien aprovechó al máximo el hándicap que le ofreció Venezuela con la marca de Granados (él no tiene la culpa, el técnico lo puso ahí)… Higuaín, autor de tres goles, dos de ellos notables… Paolo Guerrero, verdugo elegante, vertical, no se mancha la ropa como el que suelta la guillotina, él usa la inyección letal de su habilidad… Y Messi, pero Leo son cinco centavos aparte.
– Fabuloso. ¡Qué monstruo Messi…! Otra exhibición notable, con un agregado casi desconocido: estrenaba la cinta de capitán y se lo tomó más en serio que nunca, arengó a sus compañeros y mostró una ambición, un deseo arrasador de ganar, golear y gustar. Cada vez que encaraba era un tendal. Como siempre, el mejor de Argentina, aunque una suerte de dictadura de la estupidez exige que se hable mal de Messi. En toda Latinoamérica (especialmente en vastos sectores de Argentina que tienen por ídolos a Maradona y a Tevez) hay como un deseo irrefrenable de que le vaya mal para poder insistir con el latiguillo de que “con la Selección es un fiasco”. Messi los demuele en su estilo: sin hablar, siendo la figura en todos los partidos que juega.
– Certeza. Que Alejandro Sabella deberá trabajar muchísimo para convertir a Argentina en un equipo, nadie tenga dudas. Atrás es un desconcierto. También existe una certeza: arriba es brava Argentina. Llega y mata.
– Temerario. El análisis, la proyección de la victoria ecuatoriana de cara al futuro quedan reducidos, casi anulados por la intrépida decisión del entrenador venezolano César Farías de acometer el debut de la Eliminatoria con una selección “B”. Lo preguntamos a varios colegas venezolanos: ¿le da al fútbol vinotinto como para presentar dos equipos…? Argentina tiene 1.260 futbolistas actuando en el exterior, decenas de ellos en los clubes más grandes de Europa, y apenas puede armar una selección. Y ahí… ¿Cómo se le ocurrió semejante aventura…? ¿Y si pierde mañana…? Hipoteca la Eliminatoria ya en las primeras dos fechas.
– Generosidad. Además, en una serie de dos juegos, un técnico puede intentar tres o cuatro cambios para el segundo partido, pero Farías eligió el precipicio en el primero. Nadie más recibirá otra muestra de generosidad como esta de Venezuela, que se pareció a esas Venezuelas de antaño, fáciles, enclenques. Uruguay rezó para que se repusieran de sus molestias Cavani y Suárez y pudieran estar frente a Bolivia. Chile esperó hasta último instante a Valdivia; Perú a Alberto Rodríguez, porque sabe que no tiene otro zaguero de tal nivel. Farías, en cambio, decidió alinear a un equipo de ignotos elementos de su fútbol vernáculo, más algunos que actúan en Europa de los cuales se desconocía su existencia.
– Predecible. Que Paraguay lo va a pasar muy mal en esta Eliminatoria se advertía desde hace tiempo. Se acentuó en la Copa América, donde jugó un fútbol horrendo. Pero el debut en Lima superó las estimaciones. Directamente, no tiene jugadores (por eso se fue Gerardo Martino). Se extinguió una generación y no quedó nada atrás. Salvo Iván Piris, lateral importante, de lo demás no se rescatan ni brasas, apenas cenizas de aquellas selecciones que fueron a cuatro Mundiales consecutivos. Ahora va a pagar los platos rotos Francisco Arce, pero sin jugadores no hay Ferguson ni Guardiola que valga. “Debemos mejorar muchísimo para competir en una Eliminatoria”, declaró Arce. La pregunta es cómo…
– Evolución. La tarea artesanal, de orfebre que está llevando a cabo Sergio Markarián en Perú se manifiesta y crece partido a partido. Con los mismos elementos con que otros técnicos eran colistas en las anteriores Eliminatorias (Guerrero, Pizarro, Farfán, Vargas, Vílchez, Acasiete, Rodríguez jugaron las clasificatorias para 2006 y 2010) ha transformado a Perú en una escuadra confiable, competitiva, ambiciosa, equilibrada. Apabulló a Paraguay con fútbol, con orden, con fuerza interior. Aún más ponderable que todo ello, Markarián logró revertir desde su llegada el desánimo casi patológico que reinaba en Perú en torno a su selección. La euforia de las tribunas, desde mucho antes del inicio, refleja lo que este equipo transmite. Falta cruzar casi todo el río, pero ya hay una certidumbre: este Perú sabe nadar.
*Ex articulista de El Gráfico y director de la revista Conmebol, (a) International Press.
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