Ventas de la compañía automovilística más grande del mundo cayeron un tercio entre abril y junio
La catástrofe del 11 de marzo en Japón ha hecho mella en los resultados de Toyota Motor entre abril y junio, con un recorte de su beneficio del 99 por ciento en un revés del que el líder del motor espera recuperarse para final del año fiscal.
La catástrofe hizo que sus ventas cayeran casi un tercio en ese trimestre hasta 1,2 millones de unidades, un descenso que amenaza seriamente su trono como primer distribuidor automovilístico mundial y le plantea duros retos durante este ejercicio.
Pese a ello, el grupo revisó al alza sus previsiones para este año fiscal, que concluye en marzo de 2012 y en el que confía en vender hasta 7,6 millones de vehículos, por encima de los 7,3 millones que vendió el año anterior.
Sin embargo, Toyota debe lidiar estos meses veraniegos con los recortes en el suministro eléctrico provocados por el accidente en la central nuclear de Fukushima y el cierre de dos tercios de las plantas atómicas en Japón, lo que le obliga a producir los fines de semana y detener las cadenas de montaje jueves y viernes.
Estos factores hacen cada vez más plausible el que la compañía nipona pierda su corona de líder mundial de ventas este año en favor de la estadounidense General Motors (GM), a quien venía superando por apenas unos cientos de miles de unidades.
Ya entre enero y marzo de 2011 Toyota vendió 1,7 millones vehículos en todo el mundo, por debajo de los 2,2 millones de GM.
Al margen del simbólico trono mundial, la compañía con sede en Aichi tiene ante sí importantes retos este año, que debe sortear para mantenerse en el podio de los principales fabricantes de automóviles del mundo.
A su favor tiene la rápida capacidad de recuperación que está demostrando tras la tragedia de marzo, al igual que otras potencias industriales niponas, y espera ya que su producción recupere tras este verano los niveles anteriores al seísmo.
La clave reside en su dependencia, cada vez mayor, de las robustas ventas en los mercados emergentes, por lo que en 2012 planea comenzar a operar fabricas de minivehículos en China y Brasil, de las que saldrán unas 170.000 unidades, mientras que en India prevé aumentar su producción en 50.000 vehículos más al año.
Entre enero y marzo de 2012 espera aumentar también su producción doméstica en unas 2.000 o 3.000 unidades más al día hasta alcanzar los 15.000 vehículos diarios, según fuentes cercanas a la empresa citadas por el diario japonés Nikkei.
A ello contribuirá un nuevo modelo de híbrido compacto, su gran apuesta de este año, bautizada provisionalmente como Prius Alfa.
Éste será producido en la planta que su filial Kanto Auto Works tiene en la provincia de Iwate, una de las tres más afectadas por el desastre de marzo.
Esta filial se integrará además el año que viene con otras dos de la región, Toyota Motor Tohoku y Central Motor, como parte de un plan para consolidar el noreste japonés como su tercer centro de producción nacional, junto con la región de Chubu (centro de Japón), donde está su sede, y la isla septentrional de Kyushu.
De cumplirse estos objetivos, Toyota confía en ser capaz de volver a producir más de 8 millones vehículos entre 2012 y 2013, una cifra que no alcanza desde el inicio de la crisis global en 2008.
Mientras tanto, para este año fiscal el grupo confía en que las ventas se plasmen en un beneficio neto de 390.000 millones de yenes (3.542 millones de euros), ligeramente por debajo del año anterior, debido entre otros factores a la persistente fortaleza del yen frente al dólar y el euro, que perjudica su competitividad. (Andrés Sánchez Braun / EFE)
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