Los ministros de Exteriores de Japón y Rusia se reunieron el 11 sin lograr rebajar la tensión sobre las disputadas islas
Rusia y Japón fueron incapaces de rebajar la tensión en sus relaciones debido al contencioso de las islas Kuriles, que Tokio insistió en reclamar como «parte ancestral» de su territorio.
«Nuestras posiciones siguen siendo paralelas», afirmó el viernes 11 Seiji Maehara, ministro de Exteriores japonés, en la rueda de prensa conjunta con su colega ruso, Serguéi Lavrov, al subrayar que no hubo ningún acercamiento de posturas sobre el contencioso territorial.
Maehara, que ha sido muy crítico con las recientes visitas de los altos funcionarios rusos a las Kuriles, insistió en que «los Territorios del Norte (como llaman los japoneses ese archipiélago) son parte ancestral de Japón».
«Esto se puede afirmar desde el punto de vista histórico y desde la postura que respalda la comunidad internacional», dijo Maehara, quien aseguró esta semana que hará todo lo posible para que Tokio recupere las cuatro islas, aunque le cueste su «carrera política».
La visita de Maehara a Moscú y su reunión estaba destinada a normalizar unas relaciones deterioradas desde que en noviembre pasado el presidente, Dmitri Medvédev, se convirtiera en el primer mandatario ruso en viajar a las islas.
No obstante, las conversaciones a puerta cerrada y la rueda de prensa posterior fueron un diálogo de sordos entre ambos ministros, que apenas se pusieron de acuerdo en nada.
Lavrov criticó las «posiciones radicales» de Tokio en relación a las negociaciones para la firma de un tratado de paz entre ambos países pendiente desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y crucial para la normalización de las relaciones.
«Por cierto, esas posturas (radicales) son compartidas por los dirigentes japoneses y en esas condiciones entablar negociaciones sobre ese asunto (tratado de paz) no tiene perspectivas», dijo.
El jefe de la diplomacia rusa propuso también crear una comisión de historiadores al margen de la política para solventar las diferencias entre ambos países, en particular sobre el archipiélago de las Kuriles del Sur, en poder ruso desde el 2 de febrero de 1946.
En cambio, Maehara expresó sus dudas sobre la iniciativa y se opuso terminantemente a que terceros países inviertan en el territorio, como propuso esta semana el presidente ruso.
«Las inversiones de otros países en los Territorios del Norte no coinciden en ningún caso con la postura de Japón y dificultan la situación», indicó.
Lavrov criticó también los incidentes ocurridos el lunes en los que ultranacionalistas japoneses ultrajaron la bandera de Rusia frente a la embajada de este país en Tokio, acciones que calificó de «inadmisibles».
Al respecto, Maehara aseguró que la policía está investigando el incidente y prometió que los culpables serán castigados si se confirma que ultrajaron la bandera tricolor rusa.
La Cancillería ya condenó esta semana «las provocaciones de los extremistas japoneses» y aseguró que «el Gobierno nipón está obligado a tomar todas las medidas para impedir en el futuro tales acciones antirrusas».
En lo que sí se pusieron de acuerdo hoy ambas partes es en cooperar para incrementar los intercambios económicos e investigar las actividades de enriquecimiento de uranio por parte de Corea del Norte tanto en el marco de la ONU como en las negociaciones multipartitas.
Las tensiones en las relaciones bilaterales se agravaron la pasada semana cuando el ministro de Defensa ruso, Anatoli Serdiukov, viajó a tres de las cuatro islas del archipiélago en una inspección militar, que provocó una protesta formal por parte de Tokio.
Además, el propio primer ministro, Naoto Kan, encabezó este lunes un acto oficial para demandar la devolución de las Kuriles del Sur durante el que calificó de «ultraje imperdonable» la visita efectuada por el presidente ruso.
Medvédev echó más leña en el fuego al anunciar el miércoles que Rusia incrementará su presencia y desplegará nuevo armamento en las islas, tras lo que la Armada adelantó que en los próximos años dos portahelicópteros se ocuparán de garantizar la seguridad en la zona.
Menos de 20.000 personas residen actualmente en estas islas -50 por ciento menos que en 1991-, debido a la dureza del clima y al convencimiento de que las Kuriles acabarán, tarde o temprano, bajo la soberanía de Japón.
En 1993, el presidente ruso Borís Yeltsin y el primer ministro nipón Morihiro Hosakawa firmaron la Declaración de Tokio, que dejaba abierta la posibilidad de negociar la soberanía de las islas.
Las cuatro islas Kuriles del sur (Kunashiri, Etorofu, Shikotan y Habomai) y sus aguas son ricas en pesca y productos como oro, plata, hidrocarburos y titanio. (Ignacio Ortega/EFE)
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