Patricia Souza/EFE
El italiano Alberto Zaccheroni es el gran artífice del triunfo de Japón en la Copa de Asia 2011, donde los Samurai Blue se han convertido en el equipo que más títulos atesora, cuatro en las últimas dos décadas.
La agónica victoria de los Blue, con un golazo de volea de Tadanari Lee en el minuto 110 en la prórroga, llegó de madrugada a Japón, donde los analistas reparten hoy el mérito entre ese joven delantero, que apenas ha disputado dos partidos como internacional, y un veterano seleccionador que lleva solo meses en el cargo.
Este es el primer título internacional para Zaccheroni, quien se proclamó campeón del Calccio con el Milán en la temporada 1998-99 y dirigió a equipos como el Inter y a la Juventus, pero que hasta ahora no tenía en su historial una competición como la Copa de Asia.
El veterano entrenador, de 57 años, se mostró feliz con la victoria de Japón, del que destacó su sentido de equipo y rapidez en ataque, además de la seguridad bajo los palos de Kawashima, que salvó goles cantados en la final frente a Australia, como ya había hecho en semifinales frente a Corea del Sur.
El ex técnico de la Juventus, famoso por su esquema 3-4-3, fue confirmado el 30 de agosto de 2010 como seleccionador de Japón, después de una larga búsqueda por parte de la Asociación de Fútbol nipona (JFA), que quería un entrenador que residiese en este país para entrenar a un equipo en progresión.
Los Samurai Blue se habían quedado sin seleccionador al término del Mundial de Sudáfrica, donde el japonés Takeshi Okada los llevó hasta octavos de final, por segunda vez en su historia, para caer ante Paraguay en la tanda de penaltis.
Durante las negociaciones sonaron nombres como los españoles Víctor Fernández o Ernesto Valverde, el mexicano Javier Aguirre o el chileno Manuel Pellegrini pero fueron descartados, según los medios nipones, por sus excesivas reclamaciones, sobre todo económicas.
Al final la JFA eligió a Zaccheroni, primer italiano que tomaba las riendas de los Samurai Blue y el sexto extranjero, para un contrato de dos años y opción de renovar por otros dos.
Desde el principio el italiano demostró que se tomaba en serio el puesto.
Por trámites pendientes con su visado, aún no pudo dirigir pero el 4 de septiembre vio desde la grada cómo Japón se tomaba la revancha en un amistoso frente a Paraguay en Tokio, que ganó por 1-0 con gol de Kagawa.
Y debutó con una importante victoria ante Argentina el 8 de octubre en otro amistoso en casa, un 1-0 con gol de Okazaki, que supuso el primer triunfo de los Samurai Blue frente a una selección albiceleste que jugó con Messi y ha sido dos veces campeona del mundo.
En la Copa de Asia Japón ha demostrado por qué era uno de los grandes favoritos aunque con intervenciones desiguales, como un decepcionante empate inaugural (1-1) frente a Jordania, un contundente 5-0 a la tres veces campeona Arabia Saudí o un complicado 2-1 frente a Siria en un bronco encuentro.
Los «azules» de Zaccheroni no meten demasiados goles -ganaron en semifinales de la Copa de Asia en penaltis tras empatar a un tanto en el tiempo reglamentario frente a Corea del Sur, y la final se resolvió con el gol in extremis de Lee- pero suelen ser resolutivos.
Una selección correosa y seria como la japonesa, que lleva varios años mejorando, ha ganado consistencia con el entrenador italiano y se desenvuelve sin complejos en ataque, con movimientos cortos y rápidos al estilo nipón.
Cuenta con jugadores ofensivos como Makoto Hasebe, Shinji Kagawa (lesionado frente a Corea del Sur para el resto de la temporada) y Keisuke Honda, recordado por aquel golazo en el Mundial ante Dinamarca y elegido ayer el mejor jugador de la Copa de Asia.
Con humildad japonesa, Keisuke Honda, jugador del CSKA de Moscú, dijo, al término de la Copa de Asia en Teherán, que ese premio debería ser para su compañero Yasuhito Endo, del Gamba Osaka, con funciones más defensivas en el centro del campo.
Endo ha participado en las dos últimas Copas de Asia con Japón, con el que ganó en 2004 la disputada en China.
El equipo japonés ha logrado imponerse en la competición asiática en 1992, 2000, 2004 y 2011, por delante de los tres títulos que poseen Arabia Saudí e Irán.
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