El Camino Neocatecumenal, fundado por los españoles Kiko Argüello y Carmen Hernández, podrá continuar su misión en Japón, después de que Benedicto XVI haya rechazado la petición hecha por los obispos japoneses que le habían pedido que suspendiera la labor de los «kikos» durante cinco años.
Benedicto XVI, según informó hoy la agencia vaticana Asianews, tomó esa decisión tras reunirse el pasado 13 de diciembre con altos cargos de la curia y cinco obispos japoneses.
A la reunión asistieron los cardenales Stanislaw Rilko, presidente del Consejo Pontificio para los Laicos; Ivan Dias, prefecto de Propaganda Fide; William Levada, prefecto de la congregación para la Doctrina de la Fe, y el español Antonio Cañizares, del Culto Divino.
Según la agencia vaticana, que cita fuentes de la curia y de los «kikos», como son conocidos los miembros del Camino, en la reunión se decidió no suspender la labor de los Neocatecumenales en Japón e incrementar el diálogo entre éstos y los obispos nipones.
La tensión entre el Camino Neocatacumenal y los obispos japoneses estalló hace varios años. Los prelados afirman que el estilo de vida que llevan no se integra en la cultura japonesa y es incompatible con la Iglesia local.
Los prelados le acusan de tener un estilo «sectario» y de que las pequeñas comunidades neocatacumenales «crean divisiones» en las parroquias.
Los «kikos», por su parte, aseguran que la iglesia católica local da mucha importancia al diálogo con las culturas y las religiones y poco al anuncio «explícito» del Evangelio.
El Camino Neocatecumenal surgió en 1964 en Madrid. Tras una crisis existencial, el pintor Argüello decidió marcharse a vivir entre los pobres de las barracas del barrio marginal madrileño de Palomeras Altas, en las afueras de la capital española.
Carmen Hernández, licenciada en Química, que había seguido la renovación del Concilio Vaticano II y que pretendía evangelizar a los mineros de Oruro, en Bolivia, conoció a Kiko y abrazó la causa.
Actualmente el Camino cuenta con 1,5 millones de miembros, presentes en 107 países.
En junio de 2008, el Vaticano aprobó sus estatutos, después de varios años de estudios y algunos recortes.
Los estatutos contempla que puedan seguir tomando la comunión bajo las dos especies en su propio asiento, pero de pie, y celebrando la misa del sábado por la noche, pero no en privado, sino abierta a todos los fieles.
El Vaticano también les permite que el rito de la paz lo hagan antes de la consagración y después de la plegarias de los fieles.
Benedicto XVI les ha pedido en varias ocasiones que su acción apostólica esté «en total sintonía» con sus directivas y en comunión con las iglesias particulares donde trabajen.
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