Con la llegada del cierre de año y las revisiones presupuestarias, la preocupación por el costo de vida tras la jubilación ha pasado a primer plano. En un contexto de inflación persistente, la pregunta que angustia a muchos hogares es si la pensión pública será suficiente para cubrir los gastos básicos de una pareja de adultos mayores.
Según los datos más recientes de la Oficina de Estadística de Japón correspondientes a 2024, el panorama es desafiante. Una pareja de jubilados sin empleo gasta, en promedio, 286.877 yenes al mes, incluyendo impuestos y seguridad social. Sin embargo, sus ingresos reales promedian los 252.818 yenes, lo que genera un déficit mensual de unos 34.058 yenes.
Esta brecha financiera obliga a los mayores a recurrir a sus ahorros personales para subsistir. Si bien el ahorro promedio de los hogares de más de 65 años asciende a 25,6 millones de yenes, la realidad es que existe una polarización extrema. Mientras que un 30% de los hogares posee más de 30 millones de yenes, aproximadamente el 20% cuenta con menos de 5 millones en reserva.
En cuanto a las pensiones, la brecha de género y el tipo de seguro marcan diferencias profundas. Mientras que la Kosei Nenkin (pensión para empleados) promedia los 146.429 yenes, los hombres reciben significativamente más que las mujeres. Por otro lado, quienes solo cuentan con la Kokumin Nenkin (pensión básica) reciben apenas unos 57.584 yenes, una cifra que difícilmente cubre los gastos básicos.
Esta presión económica se refleja en el bienestar emocional de los ciudadanos. Según el Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar, el 55,8% de los hogares de ancianos confiesa que su vida financiera es «difícil». El encarecimiento de la energía, los alimentos y el aumento de las primas de los seguros médicos han puesto en jaque la estabilidad de quienes dependen exclusivamente del Estado.
Ante este escenario, la tendencia en Japón está cambiando hacia la inversión activa para mitigar el riesgo. Con el inicio del nuevo sistema NISA en 2024, se observa un ligero pero constante movimiento de los ahorros hacia valores financieros. La planificación anticipada y la diversificación de ingresos parecen ser la única vía para garantizar una vejez digna y sin sobresaltos económicos. (RI/AG/IP/)
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