Las normas actuales fijan un máximo general de 45 horas de horas extra al mes y 360 al año. Incluso bajo circunstancias excepcionales, el límite mensual debe ser inferior a 100 horas, y el promedio de varios meses no puede superar 80 horas. Estos valores coinciden con la “línea de karoshi”, utilizada oficialmente para el reconocimiento de accidentes laborales vinculados a muerte o daño severo. Pese a ello, el nuevo gobierno ha abierto la puerta a revisar estas regulaciones. Ueno afirmó que la discusión considerará que el límite actual coincide con los parámetros de reconocimiento de karoshi, lo que fue interpretado como el inicio de un debate sobre la relajación de la “línea de los 80 horas”.
la raíz del problema está en el bajo costo del trabajo adicional. Mientras en Japón el recargo por horas extra es de solo 25%, en países como Estados Unidos, Francia, Alemania o el Reino Unido es del 50%.
LA AMENAZA DEL KAROSHI
El 28 de octubre, el Ministerio publicó el Libro Blanco sobre Medidas de Prevención del Karoshi, que mostró un incremento notable en el número de reconocimientos por trastornos mentales vinculados al trabajo. Este contexto hizo que el anuncio de Takaichi fuera leído con inquietud, especialmente por organizaciones de víctimas y especialistas en condiciones laborales.
Entre las voces críticas destaca Yoshie Komuro, presidenta de Work–Life Balance Inc., quien ha asesorado a más de 3.600 empresas. “Karoshi es una palabra que ni siquiera tiene traducción. El mundo entiende que Japón vive una situación laboral extraordinaria”, afirmó en declaraciones a la revista especializada Toyo Keizai, señalando que Japón permite hasta el doble de horas extra que muchos países europeos. Komuro recordó que países como Francia, Noruega, Alemania o el Reino Unido no contemplan excepciones al tope de horas, y que exigen un intervalo mínimo de 11 horas de descanso consecutivo entre jornadas, clave para prevenir accidentes y estrés extremo.
Según Komuro, la raíz del problema está en el bajo costo del trabajo adicional. Mientras en Japón el recargo por horas extra es de solo 25%, en países como Estados Unidos, Francia, Alemania o el Reino Unido es del 50%. “Con un recargo de 1,25 veces el salario, es más barato hacer trabajar más a los empleados que contratar nuevo personal. En el extranjero, donde el costo se eleva a 1,5 veces, resulta más económico contratar gente. Japón fomenta sin quererlo una estructura que favorece el exceso laboral”, explicó.
Francia, país que logró recuperar su tasa de natalidad, lo hizo gracias a políticas como la semana laboral de 35 horas y un amplio sistema de apoyo familiar
AHONDARÁ LA BAJA NATALIDAD
Sin embargo, las encuestas muestran que la población activa no desea trabajar más. Solo 6,4% de los trabajadores manifestó querer “trabajar más horas”, y únicamente 0,1% expresó interés en superar el actual tope legal de 80 horas mensuales de extra. El resto quiere mantener o reducir su carga laboral. “Aun así, se discute flexibilizar la línea de karoshi. Es una contradicción con la realidad laboral y social del país”, agregó Komuro.
El debate tiene implicaciones directas para la lucha contra la baja natalidad, tema prioritario del gobierno según el acuerdo de coalición firmado por Takaichi. Investigaciones del profesor Yu Shibata, de la Universidad de Kioto, muestran que cuando disminuyen las horas de trabajo y de desplazamiento del marido, aumentan el tiempo dedicado a crianza, el deseo de tener hijos y la probabilidad de un segundo nacimiento. En contraste, el modelo tradicional del “hombre sostén del hogar”, basado en jornadas largas, genera efectos negativos como la “penalización por maternidad”, el agotamiento posparto y la caída en el deseo reproductivo.
Datos recientes lo confirman: según el Ministerio, los nacimientos entre enero y junio de 2025 alcanzaron apenas 33.928, el nivel más bajo desde 1969. Francia, país que logró recuperar su tasa de natalidad, lo hizo gracias a políticas como la semana laboral de 35 horas y un amplio sistema de apoyo familiar, demostrando que la reducción del tiempo de trabajo puede ser una herramienta central para revertir la caída demográfica.
miles de profesores siguen trabajando sin pago correcto de horas extra, lo que ha provocado enfermedades, renuncias masivas y una grave escasez de docentes.
LA GRAVE ESCASEZ DE DOCENTES
Experiencias de sectores donde la medición de horas fue laxa muestran las consecuencias: en educación, miles de profesores siguen trabajando sin pago correcto de horas extra, lo que ha provocado enfermedades, renuncias masivas y una grave escasez de docentes. En medicina, el agotamiento empuja a jóvenes doctores a migrar hacia áreas menos exigentes como la cirugía estética. En el servicio público, la sobrecarga en los ministerios ha disparado la deserción entre funcionarios jóvenes. “Los sectores que retrasaron o bloquearon la reforma de las horas de trabajo ahora sufren las peores crisis de personal. No es una teoría: ya ocurrió”, advirtió Komuro.
La ejecutiva fue más lejos al señalar que la flexibilización podría agravar la fuga de talento, especialmente entre mujeres, quienes constituyen más del 60% de los residentes japoneses permanentes en el extranjero. “Si se premia el aguante físico sobre la calidad profesional, Japón dejará de ser un país atractivo para trabajar. La población ya disminuye y, si además sus jóvenes se van, el declive será inevitable”.
En este escenario, la posible decisión del gobierno de Takaichi de relajar la línea de karoshi se ha convertido en un punto de máxima atención nacional. Mientras la primera ministra insiste en la importancia del crecimiento económico, especialistas y organizaciones civiles advierten que sacrificar la vida y la salud de los trabajadores no llevará a la recuperación, sino a profundizar los problemas que Japón ya enfrenta. (RI/AG/IP/)