Una encuesta de la empresa de investigación NEXER en colaboración con la agencia de empleo RSG, aplicada a 1,000 hombres y mujeres en todo el país, reveló que para una parte significativa de la población la llegada masiva de mano de obra extranjera ya es una realidad palpable, pero también despierta recelos sobre normas, conducta cívica y orden público. Uno de cada cuatro japoneses teme que aumento de extranjeros empeore la seguridad público y la convivencia.
Al preguntar si en su entorno laboral o en su barrio había presencia de trabajadores extranjeros, el 54,7% respondió que “hay algunos” (sukoshi dake iru), el 4% que “casi la mitad” y el 2,7% que “la mayoría” son extranjeros, lo que indica que la convivencia multicultural ya forma parte del día a día de muchos japoneses. En cuanto a la frecuencia de trato directo, el 5,9% dijo tener contacto “con regularidad” (yoku aru) y el 20,2% “en ocasiones” (tokidoki aru).
Respecto a la forma de relacionarse, el 48,7% afirmó tratar a los trabajadores extranjeros “exactamente igual que a los colegas japoneses”, mientras que otros optan por estrategias prácticas como “usar palabras sencillas” o “hablar despacio y con claridad” para facilitar la comunicación.
AUMENTARÁN LOS PROBLEMAS
Pese a ese acercamiento, los temores son evidentes. El 27,4% reconoció que le preocupa “el empeoramiento de la seguridad y los conflictos vecinales”, y el 20,8% opinó que “la diversidad cultural es positiva, pero creo que aumentarán los problemas”.
Entre las voces recogidas en la encuesta figuran testimonios directos que la propia muestra consignó en japonés; uno de ellos, de una mujer de 20 años, decía: «Hanzai nado mondai ga tahatsu shite iru node» —“Hay muchos problemas, como delitos”—; otra mujer de 30 años afirmó: «Nihon no manā ya moraru ni tekishite inai» —“No se ajustan a las normas y la moral japonesa”—; y una encuestada de 20 años observó: «Nihon to bunka ga chigai sugite jōshiki ya manā, sekkyaku ga zatsu na tokoro ga aru» —“Las diferencias culturales son tan grandes que a veces faltan el sentido común, las normas o un trato correcto al cliente”.
La percepción de problemas relatados por los medios también es relevante: el 24,5% dijo haber sentido “algo” cercano ese fenómeno y el 9,1% “mucho”. Entre las experiencias citadas por los encuestados aparecen episodios cotidianos como “meterse en la fila” (retsu no yokoini), “tirar basura sin clasificar”, “sentarse en el suelo en las estaciones” o casos puntuales de hurtos en los vecindarios.
Un hombre de 50 años reportó: «Kinjo de gaikokujin ni yoru settō han zai ga atta» —“Hubo un robo cometido por extranjeros en mi barrio”—, ilustrando cómo incidentes aislados alimentan la inquietud colectiva.
No obstante, el informe también documenta opiniones positivas: muchos encuestados valoran que “tener más mano de obra es algo bueno” y reconocen la necesidad de extranjeros para sostener sectores golpeados por la escasez de trabajadores en una sociedad que envejece rápidamente. La encuesta señala que la aceptación de la “era de la convivencia” se está extendiendo con cautela, aunque condicionada a la puesta en marcha de medidas de apoyo.
Los autores del estudio concluyen que Japón enfrenta un doble desafío: por una parte, mitigar los temores sobre seguridad y normas de convivencia mediante respuestas concretas; por otra, construir sistemas de apoyo lingüístico, educativo y comunitario que faciliten la integración real. (RI/AG/IP/)
Descubre más desde International Press - Noticias de Japón en español
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.










