Nissan Motor estudia importar a Japón vehículos utilitarios deportivos (SUV) fabricados en sus plantas de Estados Unidos, una medida que busca elevar la utilización de su capacidad productiva en ese país y, al mismo tiempo, revitalizar su oferta en el mercado japonés. La propuesta, conocida como “importación inversa”, fue confirmada por Eiichi Akashi, director de tecnología y miembro del Comité Ejecutivo de la compañía, en declaraciones al diario Nikkei.
“También existe demanda en Japón de vehículos grandes producidos en nuestras plantas estadounidenses”, señaló Akashi, en referencia a modelos como el Murano y el Pathfinder, ambos candidatos para esta operación. El Murano, en particular, fue comercializado en Japón hasta 2015 y acaba de recibir su primera gran renovación en casi una década, lo que ha generado expectativas de un posible regreso.
El interés de Nissan en importar automóviles fabricados en Estados Unidos también responde a un contexto político y económico más amplio. La idea tomó fuerza durante las negociaciones comerciales entre Japón y Estados Unidos a inicios de este año, cuando el presidente Donald Trump pidió que las empresas japonesas compraran más vehículos producidos en territorio estadounidense.

Para Nissan, que enfrenta una caída en sus ingresos por las débiles ventas en Norteamérica y los retrasos en el desarrollo de nuevos modelos, esta medida podría servir como doble estrategia: aumentar el uso de sus fábricas en EEUU y dinamizar su gama en el mercado japonés.
Según la Asociación de Importadores de Automóviles de Japón, entre enero y septiembre de este año más de 80.400 vehículos producidos por fabricantes japoneses en el extranjero fueron reimportados al país, un incremento del 22% en comparación con el mismo periodo del año anterior. La mayoría de estas importaciones proviene de regiones de bajo costo, como India, por lo que trasladar la operación a Estados Unidos representaría un desafío económico considerable debido a los altos costos laborales.
A ello se suman las diferencias en las normativas de seguridad entre ambos países. Los vehículos fabricados en Estados Unidos deberán someterse a modificaciones para cumplir los estándares japoneses, aunque el gobierno de Japón ha anunciado su intención de simplificar el proceso de certificación para facilitar la importación de autos estadounidenses. El presidente de Nissan, Ivan Espinosa, expresó en julio que la empresa “acoge con satisfacción la agilización de las normas”, ya que permitiría lanzar modelos con mayor rapidez y a costos más competitivos.
El debate sobre las importaciones inversas no se limita a Nissan. Akio Toyoda, presidente de Toyota Motor, afirmó que su empresa “hará esfuerzos” para traer de vuelta modelos fabricados en Estados Unidos, mientras que el actual presidente de Toyota, Koji Sato, aseguró que “es una idea que seguimos considerando”. (RI/AG/IP/)
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