La ola de envejecimiento demográfico en Japón ha alcanzado a las comunidades extranjeras y de origen japonés (nikkei), haciendo visible una grave brecha en el acceso a los servicios de atención a largo plazo, dijo el diario Yomiuri. En la Prefectura de Aichi, un centro con gran población extranjera, los desafíos del cuidado de personas mayores se están agudizando.
Una encuesta realizada por la prefectura en 2020 reveló que el 45% de los Centros de Apoyo Integral Comunitario (Chiiki Hokatsu Shien Center) de la región había recibido consultas de adultos mayores extranjeros o sus familias entre 2018 y 2019. De ellos, un abrumador 80% reportó haber enfrentado dificultades debido a la barrera del idioma.
Los problemas detallados incluyen:
- El idioma no se entiende, pero no se puede pedir un intérprete cada vez.
- Hay muy poca información sobre gerentes de cuidados (care managers) o proveedores de servicios de enfermería (kaigo) que puedan dar apoyo.
- Es difícil lograr el entendimiento en los centros geriátricos japoneses debido a diferencias culturales.
MÁS ALLÁ DEL IDIOMA: CULTURA Y ALIMENTOS
Kinoshita Takao (60), director del grupo cívico «Proyecto Puente para Adultos Mayores Extranjeros y Cuidados (Gaīkokujin Koreisha to Kaigo no Hashiwatashi Project)» en Nagoya, dijo que las barreras van mucho más allá de la comunicación verbal.
«Además del idioma, existen diversas barreras como la cultura, las costumbres y la alimentación», afirmó Kinoshita a Yomiuiri. Sugirió que es crucial revisar y adaptar las actividades y los menús en las instalaciones de cuidado, incluyendo actos como cantar canciones infantiles o jugar con origami, para que sean culturalmente apropiados para los residentes extranjeros.
Kinoshita hace un llamado al gobierno nacional y a las administraciones locales para que impulsen la formación de «recursos humanos con fluidez en idiomas y culturas extranjeras, con el fin de garantizar que los adultos mayores extranjeros accedan a la atención adecuada».
RETRASO EN LA RESPUESTA GUBERNAMENTAL
Según la Agencia de Servicios de Inmigración y Residencia (Shutsunyukoku Zairyu Kanri-cho), el número de extranjeros mayores de 65 años está en constante aumento. A finales de diciembre de 2024, la cifra ascendía a 230.447 personas.
Este crecimiento se debe en gran medida a la política implementada en la década de 1990, cuando Japón recibió activamente a personas de origen japonés en Sudamérica, en su mayoría brasileños y peruanos, para cubrir la escasez de mano de obra. Es precisamente esta población la que ahora está llegando a la tercera edad.
A pesar de esta tendencia previsible, las medidas del gobierno parecen rezagadas. El plan integral revisado en junio de este año para la aceptación y coexistencia con mano de obra extranjera reconoce que «la situación actual y los desafíos que rodean a los adultos mayores extranjeros no han sido comprendidos de manera suficiente».
La profesora Mie Asakura de la Universidad Kinjo Gakuin, experta en Coexistencia Multicultural, criticó la inacción oficial: «La nación priorizó la aceptación [de extranjeros] como mano de obra y pospuso el apoyo necesario para ellos como residentes, incluida la respuesta a las necesidades de cuidados» y concluyó que es imperativo «investigar con urgencia la situación de la vida de los adultos mayores (extranjeros), incluido su uso de los servicios de cuidado, y avanzar en la creación de un entorno para una sociedad de la tercera edad multicultural». (RI/AG/IP/)
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