

En medio de un verano sofocante y noches de sueño interrumpido por el calor, la fatiga se ha convertido en un problema cotidiano para millones de japoneses. Ante este panorama, expertos y empresas están impulsando el valor del o-hirune (siesta) como una herramienta sencilla para recuperar energía y mejorar la productividad.
El dato es alarmante: según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2023 del Ministerio de Salud, el 25% de los adultos japoneses admite que no logra descansar adecuadamente, mientras que el 38,5% de los hombres y el 43,6% de las mujeres duermen menos de seis horas diarias. Un informe de la OCDE en 2021 reveló, además, que Japón es el país con menos horas de sueño entre 33 naciones, con una diferencia de hasta 100 minutos respecto a Sudáfrica, el país con mayor promedio.
Frente a esta realidad, iniciativas privadas y públicas buscan dar legitimidad al descanso diurno. En Harajuku, Tokio, el “Café del Sueño” de Nestlé propone un curioso ritual: beber café antes de una siesta breve. Cuando el visitante despierta, la cafeína comienza a hacer efecto y la mente se despeja. En paralelo, Toyota desarrolló la silla de descanso “TOTONE”, inspirada en la ingeniería automotriz, que adapta temperatura y movimiento para inducir un sueño reparador.

La tendencia también alcanza los grandes complejos corporativos. En Otemachi, Mitsubishi Estate abrió espacios de descanso compartidos equipados con camas de agua, donde empleados de diversas compañías pueden tomarse una pausa. Y en Shinjuku, la empresa TAIAN instaló cápsulas verticales de descanso llamadas “Giraffe Nap”, inspiradas en la postura de las jirafas al dormir de pie. El diseño sostiene al cuerpo en cuatro puntos, permitiendo dormir sin riesgo de caída y optimizando el uso de espacio en oficinas saturadas.
Los beneficios de estas prácticas tienen respaldo científico. Según el profesor Mitsuo Hayashi, especialista en psicología del sueño de la Universidad de Hiroshima, una breve siesta de entre 10 y 30 minutos ayuda a restaurar la función cerebral y eliminar desechos neuronales. El secreto está en despertar durante la fase N2 del sueño, cuando el cuerpo descansa sin entrar en un sueño profundo. Dormir más tiempo puede ser contraproducente, dejando sensación de pesadez y afectando el descanso nocturno.
Así, en un país que históricamente presume de largas jornadas laborales y poco descanso, el “derecho a la siesta” comienza a abrirse paso. Con empresas líderes involucradas y un creciente interés social, Japón parece dispuesto a transformar el o-hirune en un aliado cotidiano para enfrentar el calor, mejorar la salud y, al mismo tiempo, elevar la productividad. (RI/AG/IP/)
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