
En Japón, cada vez más personas desean continuar trabajando después de los 65 años. La reforma de la ley de empleo para mayores ha elevado la edad de jubilación y permite que las empresas ofrezcan contratos sin límite de edad. Ante ello surge una duda recurrente: ¿si sigo trabajando en la vejez me reducen la pensión?
La respuesta es que sí puede ocurrir, pero depende del nivel de ingresos. Existe un sistema llamado zaisoku roreinenkin (在職老齢年金), que regula el pago de la pensión de jubilación para asalariados (老齢厚生年金) en quienes continúan trabajando después de los 65 años. La pensión básica nacional (老齢基礎年金), en cambio, no se ve afectada.
LA REGLA DEL LÍMITE DE ¥480.000
El punto clave es el siguiente: si la suma de tu pensión mensual y tu salario es de hasta 480.000 yenes (48万円), cobras la pensión íntegra. Si superas esa cifra, la parte que exceda se reduce en un 50 %.
Ejemplo práctico: una persona recibe 100.000 yenes de pensión y gana 400.000 yenes al mes. La suma es de 500.000 yenes, es decir, 20.000 yenes más que el límite. Entonces, la pensión se reducirá en 10.000 yenes, quedando en 90.000 yenes.
Este ajuste se calcula mes a mes, por lo que las variaciones de ingresos (como premios o bonificaciones) también cuentan.
QUIÉNES SON LOS MÁS AFECTADOS
No todos los trabajadores mayores de 65 años sufren recortes. Según el Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar, hacia el cierre del año fiscal 2018, menos del 20 % de quienes seguían trabajando y cobraban pensión se vieron afectados por suspensiones parciales o totales.
En general, los más perjudicados son las personas con altos salarios o quienes ocupan cargos ejecutivos. Para quienes perciben ingresos moderados, el impacto es bajo o inexistente.
QUÉ OPCIONES EXISTEN PARA OPTIMIZAR LA PENSIÓN
Si los ingresos superan ampliamente el límite y la reducción resulta significativa, una estrategia es posponer el cobro de la pensión (kurisage jukyū 繰下げ受給). Por cada mes de retraso, el monto aumenta un 0,7 %. Por ejemplo, diferir cinco años (60 meses) eleva el monto en 42 %.
En 2023, la pensión básica nacional completa era de 795.000 yenes al año. Con una postergación de cinco años, el monto subiría a unos 1,13 millones de yenes anuales. Eso sí: las porciones reducidas por el sistema de zaisoku roreinenkin no se incluyen en este beneficio.
MÁS ALLÁ DE LOS NÚMEROS: CÓMO ELEGIR EL MEJOR CAMINO
Si la suma de ingresos y pensión no supera los 480.000 yenes, como sería el caso de alguien con 20万円 (200.000 yenes) de salario mensual, no habrá recorte. En este escenario, trabajar más años puede dar estabilidad económica sin perder la pensión.
En cambio, si el salario es alto y la pensión se reduce, se puede considerar ajustar la carga laboral, optar por empleos con menos horas o, si se desea, seguir trabajando sin preocuparse por la pensión, ya que el salario puede cubrir las necesidades.
Los especialistas sostienen que lo más importante es la flexibilidad: trabajar después de los 65 no debe ser un peso, sino una elección que combine bienestar, salud y estabilidad económica. (RI/AG/IP/)
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