
Desde los cimientos de la construcción hasta las urnas. Esa es la trayectoria de Tsuyoshi Ishikawa, un brasileño nacionalizado japonés que, tras años de trabajo en obras, noches de estudio y experiencia directa con los vacíos del sistema, busca convertirse en gobernador de la prefectura de Mie como candidato independiente. Ishikawa narró su historia para el diario Brasil Nippou una semana después de que Japón viviera una campaña electoral hacia el senado marcada por el ascenso de la ultraderecha y el discurso anti inmigrante y xenófobo.
Ishikawa llegó a Japón desde Brasil con 18 años. Durante el día trabajaba en medición y soldadura en obras de construcción, y por las noches asistía a una escuela secundaria nocturna. No logró terminarlo en su momento, pero años después retomó los estudios, motivado por su hija, y aprobó los siete exámenes de equivalencia de bachillerato en una sola vez.
En 1998 fundó su propia empresa, Ishikawa Sokuken, dedicada a estructuras metálicas, soldadura submarina y refuerzos antisísmicos en viviendas de madera. En 2011, mientras trabajaba en Ibaraki, fue testigo del terremoto y tsunami del Tohoku. Afectado también por la catástrofe, decidió mudarse con su familia a Mie en busca de un entorno más estable. Allí percibió con claridad la desigualdad en las respuestas gubernamentales a la crisis, lo que marcó un punto de inflexión en su interés por la política.
En 2014 creó una segunda empresa, IHI Giken, dedicada a obras de reconstrucción en Fukushima, incluida la construcción de tanques para almacenar agua contaminada en la planta nuclear. Su experiencia directa con la gestión pública en situaciones extremas reforzó su convicción: la política debe estar preparada para actuar con rapidez y justicia.
Ishikawa ha sido candidato en tres elecciones: al concejo de la ciudad de Tsu en 2014, a gobernador de Mie en 2021, y a alcalde de Tsu en 2023. Su principal crítica es contra la “política por conveniencia electoral”. Señala cómo en cada campaña aparecen subsidios de emergencia, rebajas de precios o promesas que desaparecen tras la votación. “No es política para vivir mejor. Es política para ganar elecciones”, denuncia.
También se enfrenta al sistema electoral japonés, al que considera restrictivo para candidatos independientes o poco conocidos. En 2021 decidió presentarse a la elección para gobernador apenas una semana antes del anuncio oficial, lo que le dejó solo 10 días reales de campaña.
En la elección anterior, más de 50.000 votos que iban dirigidos a él fueron anulados, ya que los electores escribieron simplemente ‘el brasileño’ (ブラジル人) en sus papeletas. En Japón, para que un voto sea válido, debe indicarse correctamente el nombre completo del candidato —en kanji, hiragana o katakana—; cualquier apodo, imprecisión o expresión ambigua puede invalidarlo automáticamente.
A pesar de los prejuicios, Ishikawa no se victimiza. “Lo importante no es de dónde vine, sino si ahora, como ciudadano japonés, puedo servirle a Japón”. Propone una política más abierta, más justa y más conectada con las vidas reales de las personas. Su motivación, insiste, no es ideológica sino vital: devolver a Japón al camino correcto, desde abajo, desde lo que vivió, vio y sufrió.
Su candidatura actual no tiene filiación partidista, aunque ha recibido apoyo de algunos movimientos políticos, incluso del Partido Comunista, para construir un gobierno que apueste por políticas locales de desarrollo económico, reforma fiscal, infraestructura y más apoyo a la agricultura. (RI/AG/IP/)
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