
En plena campaña electoral, algunos partidos políticos han insistido en un argumento polémico: la llegada de más trabajadores extranjeros impide que aumenten los salarios de los japoneses. ¿Es esto cierto? Expertos consultados por el diario Mainichi dijeron que no hay evidencia concluyente y que el fenómeno es mucho más complejo de lo que se afirma en discursos políticos.
Esta versión comenzó a rodar con fuerza el 26 de junio, cuando el líder del Partido Conservador de Japón (Nippon Hoshuto), Naoki Hyakuta, afirmó: “Según los datos, trabajan por alrededor del 70 % del salario de los japoneses. Si entra mano de obra barata, es natural que los salarios no suban”.
El 30 de junio le siguió Sohei Kamiya, secretario general del partido anti inmigrante Sanseito, quien manifestó: “si hay escasez de personal, se suben los salarios para atraer gente; pero si la oferta aumenta, bajan los sueldos. Y los extranjeros, en promedio, ganan un 30 % menos”.
QUÉ DICEN LOS DATOS
El Estudio Estructural de Salarios (2024) del Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar confirma que el salario mensual promedio de un trabajador en Japón (sin contar horas extra) es de unos 330.000 yenes, mientras que el de los trabajadores extranjeros ronda los 240.000 yenes, equivalente al 70 % del promedio nacional.
Sin embargo, los salarios en general han subido en la última década, con un incremento promedio de 30.000 yenes desde 2014, pese al crecimiento constante de la población extranjera en el mercado laboral. Según el mismo ministerio, en octubre de 2024 había 2,3 millones de trabajadores extranjeros, la cifra más alta hasta la fecha.
“NO HAY PRUEBA DE IMPACTO DIRECTO”
Para Yu Korekawa, director del Departamento de Relaciones Internacionales del Instituto Nacional de Seguridad Social y Población, atribuir la falta de aumento salarial a los extranjeros es una conclusión errónea y simplista.
Korekawa declaró: “Es cierto que, en promedio, los extranjeros ganan menos, pero eso se debe a factores estructurales: son más jóvenes, ocupan puestos de baja cualificación y trabajan en empresas pequeñas, donde los salarios son menores para cualquier trabajador. No es por ser extranjeros en sí”.
Además, recalcó que las diferencias dentro de un mismo puesto son mínimas: “Cuando comparamos trabajadores extranjeros y japoneses con la misma función, la brecha prácticamente desaparece. Por eso, decir que su presencia frena los aumentos salariales de los japoneses carece de base científica”.
Korekawa también contextualizó el problema en el escenario demográfico: “Japón pierde cada año entre 400.000 y 1 millón de personas en edad laboral. Incluso aceptando 300.000 extranjeros al año, no cubriríamos el déficit. Necesitamos mano de obra extranjera, no verla como una amenaza”, advierte.
“LOS SALARIOS DEPENDEN DE FACTORES MÚLTIPLES”
El profesor Akinori Tomohara, experto en economía internacional y migración de la Universidad Aoyama Gakuin, coincidió en que culpar a los extranjeros simplifica un fenómeno económico complejo. “Las declaraciones que culpan a la migración ignoran variables fundamentales: la productividad empresarial, la situación económica global, el nivel de inversión en tecnología, la política fiscal y las reservas internas de las empresas”, explicó.
Para Tomohara, los salarios no se mueven por un solo factor: “En economía, el mercado laboral está influido por una red de condiciones. La llegada de extranjeros es solo uno de muchos elementos y, en términos estadísticos, no es determinante. Culparlos es un recurso político, no un análisis técnico”.
Además, el profesor advirtió que centrar el debate en la supuesta competencia salarial puede desviar la atención de reformas necesarias: “Si queremos subir salarios, debemos impulsar innovación, redistribución de beneficios empresariales y una estrategia de productividad. La política de culpabilizar al extranjero es populismo puro”, sentencia. (RI/AG/IP/)
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