
En el corazón de un partido conocido por su tono conservador, que pide restringir el ingreso de inmigrantes y está en contra de las ayudas sociales para extranjeros, Alex Saito, diputado del Nippon Ishin no Kai, rompe la tendencia y lanza un mensaje que ha generado debate. “En este país no existe un ‘excesivo privilegio para extranjeros’. La política que alimenta esa idea para ganar votos es peligrosa”, afirmó en una entrevista con el diario Mainichi.
Saito, hijo de padre español y madre japonesa, respondió con firmeza durante un debate público en junio, donde cuestionó la creciente ola de mensajes en redes sociales y discursos políticos que acusan a los inmigrantes de abusar del sistema social japonés. Mientras en campañas electorales resuena la consigna de “regular a los extranjeros”, el legislador advierte que este enfoque no solo distorsiona la realidad, sino que amenaza la cohesión social.
“En Japón, muchos extranjeros son trabajadores activos que pagan impuestos, seguros y aportes al sistema. Algunos incluso regresan a sus países sin recibir pensión alguna. Sin embargo, terminan siendo presentados como si explotaran los beneficios sociales. Esa narrativa no solo es injusta, es peligrosa”, afirmó.
Para Saito, los casos aislados de fraude o deficiencias administrativas deben corregirse individualmente, pero convertir a toda una comunidad en culpable es, según sus palabras, “una receta para la división social”. Y agrega: “La política debería frenar esta tendencia, no alimentarla”.
EL POPULISMO Y LA SIMPLIFICACIÓN DEL PROBLEMA
Cuando se le pregunta por el origen de esta ola de críticas, Saito no duda en señalar el populismo electoral: “Es la fórmula clásica: crear un enemigo, generar miedo y capitalizarlo en votos. Hoy, los extranjeros son el blanco porque no votan; atacarlos no genera costo político”.
El diputado describió cómo los cambios sociales y económicos, sumados a la incertidumbre laboral, han abierto espacio para mensajes fáciles y radicales. “Debatir sobre empleo, seguridad social o economía requiere tiempo y explicaciones complejas. En cambio, decir ‘los extranjeros roban tu bienestar’ es rápido y emotivo. Pero es falso”, subraya.
Para él, la paradoja es evidente: “Los extranjeros no nos quitan empleos, sostienen sectores enteros ante la falta de mano de obra”. Sin embargo, en redes sociales, crece la retórica que asocia inmigración con inseguridad, incremento del gasto médico o deterioro social. “Ese clima tóxico se multiplica en cuestión de horas”, advierte.
ROMPER EL SILENCIO, AUNQUE INCOMODE
¿Dudó en pronunciarse sobre un tema tan sensible siendo político y de raíces extranjeras? Saito responde: “Mi prioridad siempre fue la economía y la reforma social. No entré a la política para hablar de inmigración. Pero ahora veo cómo normalizamos el discurso de exclusión. Como político, no puedo ignorarlo”.
Electo en Shiga 1ª circunscripción en 2021, recordó el simbolismo de su nombre: “Me presenté como ‘Alex’. Que un nombre extranjero no sea una desventaja habla bien de Japón. Por eso quiero proteger esa apertura frente a quienes quieren destruirla”.
«JAPÓN PRIMERO», UN ESLOGAN CON RIESGOS
Mientras partidos como Sansei-to crecen con el lema “Japón primero”, Saito desmonta la lógica simplista detrás de la consigna: “Decir ‘hacemos política para los japoneses’ parece razonable, pero oculta una realidad: miles de extranjeros que viven aquí pagan impuestos y aportan a la seguridad social. La imagen de que ganan mientras los japoneses pierden es falsa”.
Incluso responde a propuestas como las del líder del Partido Democrático para el Pueblo, que pidió más control sobre supuestos abusos: “Hay casos aislados, sí. Pero no por nacionalidad. Y existen mecanismos para sancionarlos. Convertir eso en un ataque generalizado es un error grave que erosiona la confianza social”.
UNA MIRADA PERSONAL Y UN DESAFÍO NACIONAL
Saito nació en Madrid en 1985 y llegó a Japón a los 4 años. Creció en Osaka, estudió Economía en la Universidad Doshisha y, tras trabajar en el sector financiero, ingresó a la Matsushita Seikeijuku antes de dar el salto a la política. “Nunca sentí barreras por mi origen, pero sé que hay familias que sí las enfrentan. Idioma, cultura, prejuicios… por eso necesitamos educación y apoyo local”.
Para él, el dilema es claro: Japón no puede sostener su economía ni su sistema social excluyendo a los inmigrantes. “La población envejece, el número de trabajadores cae. La pregunta no es si habrá extranjeros, sino cómo conviviremos”.
“Convivencia no significa ausencia de conflictos. Habrá fricciones. Pero la respuesta no es la exclusión, sino políticas serias en educación, bienestar y gestión local. Japón debe pasar del discurso a la acción”, afirmó.
Para Saito, insistir en que “los extranjeros son la causa” distrae al país de desafíos críticos como la sostenibilidad de la seguridad social y la reforma económica. “Crear enemigos es fácil. Construir soluciones lleva tiempo. Pero la política existe para resolver, no para dividir”. (RI/AG/IP/)
Descubre más desde International Press - Noticias de Japón en español
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.