Los emperadores de Japón concluyen su histórica visita oficial a Mongolia

Naruhito y Masako en Mongolia

Sus Majestades el Emperador Naruhito y la Emperatriz Masako regresan este sábado 13 de julio a Japón, tras completar con éxito su visita oficial a Mongolia. El viaje, cargado de significado diplomático y cultural, representó un nuevo paso en el fortalecimiento de las relaciones entre ambos países, que se intensificaron especialmente tras la democratización de Mongolia en 1990.

Durante esta histórica visita —la primera de un emperador en funciones a Mongolia—, Sus Majestades participaron en una serie de actividades que reflejaron el compromiso mutuo con el entendimiento y la amistad. Uno de los momentos más destacados fue la participación del emperador, quien es un talentoso violista, en un concierto junto a la Orquesta Sinfónica Nacional de Morin Khuur (instrumento tradicional mongol conocido como el “violín de cabeza de caballo”). En la cena de gala del día 8, ofrecida por el presidente Ukhnaagiin Khürelsükh, el emperador interpretó la canción japonesa Hamabe no uta, como símbolo de hermandad entre las dos naciones.


El viaje también incluyó visitas significativas en el ámbito social e histórico. Sus Majestades recorrieron un barrio ger, zona marginal donde la infraestructura es limitada, y allí compartieron momentos con niños mongoles. Además, rindieron homenaje a la memoria de los ciudadanos japoneses que fueron detenidos en Mongolia tras la Segunda Guerra Mundial, una parte de la historia poco conocida pero profundamente sentida por el emperador.

 

Naruhito tocando la viola en Mongolia

Esta visita tuvo un carácter especial para ambos. Mientras que en 2007 el entonces príncipe heredero Naruhito visitó Mongolia en solitario, esta vez pudo hacerlo acompañado por la emperatriz Masako. Según fuentes del entorno imperial, el emperador expresó en varias ocasiones su deseo de realizar esta visita “los dos juntos”, lo que finalmente se concretó tras 18 años.


En sus declaraciones, el emperador subrayó su satisfacción: “Estoy muy feliz de haber podido, esta vez juntos, conocer la historia, la cultura tradicional y la naturaleza de Mongolia”.

Durante la visita, la mirada atenta y serena de la emperatriz Masako mientras el emperador tocaba la viola fue interpretada como un reflejo de la compenetración y el espíritu de colaboración de la pareja imperial en la era Reiwa. Su viaje conjunto a Mongolia ha sido un poderoso testimonio de esa unidad. (RI/AG/IP/)


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