

El primer ministro Shigeru Ishiba afirmó que Japón no permitirá más el ingreso de inmigrantes ilegales y que el Estado debe hacerse cargo de enseñar japonés y costumbres locales a quienes ingresen legalmente al país. “Aunque el idioma japonés sea engorroso y nuestras costumbres complejas, el gobierno japonés debe asumir el costo de que los aprendan”, declaró durante el debate de líderes partidarios organizado ayer por el Club de Prensa de Japón.
Ishiba defendió una política de inmigración estricta pero integradora, en respuesta al grave descenso poblacional: “El año pasado, Japón perdió 890.000 habitantes. Es como si desapareciera una prefectura entera”. Frente a esta crisis, planteó la necesidad de recibir trabajadores extranjeros, pero con condiciones firmes: “Solo personas legales, que comprendan y respeten nuestra sociedad”.
Reafirmó además una de sus principales promesas de campaña: “cero extranjeros ilegales”. Para ello, se implementará un sistema de verificación de antecedentes antes del ingreso. “No aceptaremos a nadie con historial dudoso. El control será desde el inicio”, enfatizó.
SANSEITO Y SU POSICIÓN NACIONISTA
Durante el mismo debate, el secretario general del partido Sanseito, Sohei Kamiya, rechazó de plano cualquier apertura hacia la inmigración y criticó la influencia del capital extranjero: “No podemos permitir que se vendan infraestructuras a capital extranjero. Está en juego la vida del pueblo japonés”.
Kamiya sostuvo que tierras, fuentes de agua y propiedades no deben estar al alcance libre de extranjeros. Aunque asegura no oponerse a que compren, exige un trato fiscal desigual: “Si quieren comprar, que paguen más impuestos. Estamos perdiendo en igualdad de condiciones, y los japoneses están furiosos. Nosotros representamos esa rabia”.
El discurso de Kamiya omite mencionar al colectivo que más obsesiona a sus seguidores: los inmigrantes chinos. Para evitar un conflicto diplomático con Pekín, prefiere hablar en términos vagos de “extranjeros”. Sin embargo, esta retórica ambigua ha alimentado un creciente clima de hostilidad y sospecha hacia todos los no japoneses, especialmente en redes sociales. (RI/AG/IP/)
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