

La preocupación mundial por los microplásticos y, en particular, por las partículas aún más diminutas conocidas como nano plásticos (MNPs), va en aumento. Estas partículas invisibles —menos de una milésima de milímetro— se desprenden de productos cotidianos como envases, ropa o cosméticos, y están empezando a dejar una huella profunda en el cuerpo humano. Recientes estudios científicos revelan hallazgos alarmantes: MNPs han sido detectados en la sangre, las arterias, las placentas y, más recientemente, en el cerebro humano.
Un artículo de Masahiro Kami, director del Instituto de Gobernanza Sanitaria de Japón, publicado en Mainichi dijo que en 2022, investigadores de la Universidad Libre de Ámsterdam hallaron MNPs en la sangre del 80% de las personas analizadas. Las partículas provenían de materiales comunes como PET (usado en botellas) y poliestireno (presente en envases de alimentos). Estos hallazgos demostraron que fragmentos de plástico pueden atravesar el cuerpo humano a través del torrente sanguíneo.
En 2023, otro equipo de la Universidad de Hawái encontró MNPs en placentas humanas, incluso en muestras tomadas en 2006. El aumento fue progresivo: 60% de las placentas de 2006 contenían partículas; en 2021, el 100%. Esto confirma que la contaminación plástica está acumulándose a un ritmo creciente en los tejidos humanos.

RELACIÓN CON ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES
Un punto de inflexión se produjo en marzo de 2023, cuando un estudio conjunto entre investigadores de Italia, Estados Unidos y Bélgica, publicado en una revista médica estadounidense, detectó MNPs en las placas de arterias carótidas de 150 pacientes. Además de su presencia física, los investigadores observaron que los niveles de inflamación eran más altos en quienes tenían mayores concentraciones de plástico.
Los resultados fueron contundentes: el riesgo de sufrir un infarto, un accidente cerebrovascular o morir por cualquier causa fue más de cuatro veces superior en los pacientes con nano plásticos en sus arterias. Aunque el estudio no establece causalidad, sí revela una fuerte correlación.
¿TAMBIÉN AUMENTAN EL RIESGO DE DEMENCIA?
Otro descubrimiento inquietante llegó en febrero de 2025. Científicos de la Universidad de Nuevo México analizaron muestras cerebrales tomadas entre 2016 y 2024, y hallaron que la concentración de nano plásticos en el cerebro aumentó un 50% en solo ocho años. Las cifras eran especialmente elevadas en personas que padecían demencia, en quienes los niveles superaban por hasta seis veces a los de sujetos sin la enfermedad.
El 75% de las partículas encontradas eran de polietileno. A través de microscopía, los investigadores observaron cómo estos materiales se acumulaban en el tejido cerebral y en las paredes de los vasos sanguíneos. Aunque no se pudo confirmar que los MNPs causaran demencia, sí se plantea la hipótesis de que podrían agravar procesos inflamatorios crónicos relacionados con su desarrollo.
UNA CONTAMINACIÓN INVISIBLE EN EXPANSIÓN
Kami, dijo que “es hora de revisar nuestra relación con los plásticos”. En los últimos 70 años, la producción de plástico ha aumentado unas 200 veces, y la exposición humana —a través del agua, el aire y los alimentos— es ahora constante. Los MNPs, al ser invisibles y difíciles de eliminar, suponen un desafío urgente para la salud pública.
“Los efectos de esta contaminación son reales y se acumulan silenciosamente en nuestros órganos. Aunque todavía no hay evidencia concluyente sobre la causalidad, los datos ya nos están advirtiendo”, concluyó el médico e investigador japonés. (RI/AG/IP/)
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