“Canadá nunca estará en venta” le responde el Primer Ministro a Trump

El nuevo primer ministro canadiense, Mark Carney, y el presidente, Donald Trump

En su primera reunión cara a cara con el nuevo primer ministro canadiense, Mark Carney, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, generó controversia al declarar que Canadá debería convertirse en el “51º estado” de la Unión Americana. Aunque Trump aseguró que lo decía con “respeto” hacia el país vecino, sus declaraciones no pasaron desapercibidas y recibieron una inmediata y firme respuesta de su contraparte.

“Canadá nunca estará en venta”, afirmó Carney en el Salón Oval, luego de que Trump insistiera en que “no se puede decir ‘nunca’”. La conversación, que debía marcar el inicio de una nueva etapa bilateral, estuvo marcada por diferencias profundas en tono y fondo.


CHOQUE DESDE EL INICIO

Trump, quien ya había hecho comentarios despectivos sobre el ex primer ministro canadiense Justin Trudeau, a quien llegó a llamar “gobernador”, no mostró señales de suavizar su retórica. El nuevo líder canadiense, que asumió el cargo en marzo y cuya fuerza política —el Partido Liberal— se consolidó en las elecciones generales de abril gracias a un fuerte discurso anti-Trump, defendió con firmeza la soberanía de su país.

Durante la reunión, Trump felicitó a Carney por su victoria electoral, calificándola de “gran elección” y diciendo que “Canadá eligió a una persona con talento”. Sin embargo, volvió a la carga con su propuesta: “Si fueran nuestro estado 51º, Canadá tendría recortes fiscales masivos y beneficios en defensa. Sería un gran matrimonio”.


Carney replicó que “hay lugares que simplemente no se venden, como este edificio”, en referencia a la Casa Blanca, marcando así la línea roja de su gobierno.

TENSIONES COMERCIALES A FLOR DE PIEL

Más allá de la provocación política, la reunión reveló profundas diferencias comerciales. Trump descartó de plano cualquier reducción de aranceles a productos canadienses, afirmando ante la prensa que “no hay ninguna posibilidad” y limitándose a decir que “esa es la realidad”.


Reiteró además su intención de aumentar los aranceles a automóviles, acero y aluminio importados desde Canadá, con el argumento de que EEUU no necesita esos productos. “No necesitamos autos fabricados en Canadá”, afirmó. También sugirió que las fábricas canadienses deberían trasladarse a suelo estadounidense para evitar sanciones.

Desde 2024, la administración Trump ha impuesto aranceles del 25 % a vehículos, acero y aluminio importados de todos los países, incluidos Canadá y México, bajo la justificación de fallas en el control del tráfico de drogas sintéticas. Canadá, en respuesta, ha impuesto aranceles de represalia sobre automóviles y otros productos estadounidenses.


Estas medidas contradicen en parte la lógica del acuerdo T-MEC (USMCA), que eliminó gran parte de las barreras comerciales entre los tres países norteamericanos y bajo el cual muchas compañías automotrices planifican su producción de manera integrada entre EE.UU., Canadá y México.

INICIO DE UNA RELACIÓN COMPLEJA

En una rueda de prensa posterior, Carney reveló que le pidió directamente a Trump que dejara de referirse a Canadá como el “estado 51º”, al considerar ese tipo de afirmaciones ofensivas e inapropiadas.

“El proceso de redefinir la relación entre Estados Unidos y Canadá apenas ha comenzado”, dijo el primer ministro canadiense, advirtiendo que un acuerdo rápido en materia de aranceles es poco probable. Ambos mandatarios volverán a encontrarse en junio durante la próxima cumbre del G7 en Canadá, donde se espera que continúen las negociaciones. (RI/AG/IP/)


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