Un equipo de investigación liderado por el profesor Takanori Takebe de la Universidad de Osaka logró un avance significativo en la medicina regenerativa al crear organoides hepáticos, también conocidos como «mini hígados», a partir de células madre pluripotentes inducidas (iPS). Este logro se basó en el descubrimiento de dos sustancias cruciales para la formación de la estructura hepática humana, las cuales fueron incorporadas exitosamente en el proceso de diferenciación celular.
El Nikkei informó que el equipo planea iniciar ensayos clínicos dentro de dos a tres años con el objetivo de desarrollar un hígado artificial externo capaz de asistir la función hepática en pacientes con insuficiencia.
El hígado humano presenta una estructura compleja dividida en tres capas principales, cada una especializada en funciones distintas como la producción de glucosa, la descomposición de grasas y la metabolización de amoníaco. Si bien la investigación en la creación de organoides para el tratamiento de la insuficiencia hepática y el desarrollo de fármacos ha avanzado considerablemente, hasta ahora no se conocía un método eficaz para replicar la estructura y las funciones complejas del hígado humano in vitro.
El equipo del profesor Takebe identificó previamente la vitamina C y la bilirrubina como sustancias clave en la formación de la estructura hepática. En su experimento, diferenciaron células iPS en hepatocitos y las dividieron en dos grupos. A un grupo se le añadió bilirrubina externamente, mientras que el otro fue modificado genéticamente para que las células pudieran sintetizar vitamina C por sí mismas.
SE TRASPLANTÓ A RATONES
Al mezclar y cultivar los hepatocitos tratados con bilirrubina y los modificados para producir vitamina C, los investigadores observaron la formación de organoides que imitaban fielmente la estructura y la función del hígado humano. Trasplantaron estos mini hígados en ratones con insuficiencia hepática, lo que resultó en una mejora notable en su tasa de supervivencia y en su capacidad para descomponer el amoníaco.
El siguiente paso para el equipo de investigación es desarrollar un hígado artificial de mayor tamaño basado en estos organoides para llevar a cabo ensayos clínicos. Su objetivo final es lograr la implementación clínica de esta tecnología lo antes posible como una nueva terapia para pacientes que sufren de insuficiencia hepática y otras enfermedades relacionadas. (RI/AG/IP/)
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