
Bajo el cielo claro de una mañana primaveral, la Plaza de San Pedro fue el escenario, este sábado 26 de abril de 2025, de la santa misa exequial por el difunto papa Francisco, quien falleció el 21 de abril a la edad de 88 años. La celebración fue presidida por el Decano del Colegio Cardenalicio, el cardenal Giovanni Battista Re, quien trazó en su homilía un retrato profundo y entrañable del pontífice argentino, resaltando su legado de humildad, cercanía y servicio.
La ceremonia, sobria como el propio Francisco lo había dispuesto, reunió a más de 200.000 personas. Delegaciones de unos 160 países, entre ellas Japón, así como unos 50 jefes de Estado, cerca de 10 monarcas, líderes de otras confesiones religiosas y miles de fieles provenientes de todo el mundo, llenaron la plaza y sus alrededores. “La masiva manifestación de afecto y participación que hemos visto en estos días […] nos muestra cuánto ha tocado mentes y corazones el intenso pontificado del papa Francisco”, destacó el cardenal Re.
El funeral marcó un momento histórico en el Vaticano. Fue la primera vez que la Santa Sede ofreció un acto fúnebre de tal magnitud tras la muerte de Francisco. El ataúd, siguiendo los deseos expresos del papa, se confeccionó en un modelo más sencillo que los tradicionales, renunciando a la triple estructura de ciprés y materiales nobles que solía utilizarse.

FRANCISCO Y LA MISERICORDIA
Durante la homilía, uno de los ejes centrales fue el énfasis que Francisco puso en la misericordia. «El papa Francisco siempre puso en el centro el Evangelio de la misericordia, resaltando constantemente que Dios no se cansa de perdonarnos: Él perdona siempre», recordó el cardenal Re. Ese principio inspiró momentos decisivos de su pontificado, como el Jubileo Extraordinario de la Misericordia en 2015-2016, donde proclamó que la misericordia «es el corazón del Evangelio».
También se evocaron sus gestos en favor de los excluidos, como su primer viaje a Lampedusa, símbolo del drama de los migrantes, y su histórica visita a Irak en 2021, donde llevó un mensaje de esperanza a una población desgarrada por los conflictos. “El papa Francisco fue un hombre profundamente sensible a los dramas actuales, que realmente compartió las preocupaciones, los sufrimientos y las esperanzas de nuestro tiempo de globalización”, subrayó el purpurado.

«CONSTRUIR PUENTES Y NO MUROS»
En su mensaje constante contra la guerra, Francisco denunció con firmeza su brutalidad: “La guerra —decía— no es más que muerte de personas, destrucción de casas, hospitales y escuelas”. La homilía recordó su advertencia de que la guerra “siempre deja al mundo peor de como era en precedencia: es para todos una derrota dolorosa y trágica”.
Con su incansable promoción de la cultura del encuentro frente a la cultura del descarte, el papa proclamó una y otra vez: “Construir puentes y no muros”. Fue con ese espíritu de gratitud y esperanza que la Iglesia universal despidió al 266º sucesor de Pedro: un pastor sencillo, un servidor apasionado del Evangelio y un hombre que —como él mismo soñaba— supo vivir y morir “con olor a oveja”.

EL ENCUENTRO TRUMP – ZELENSKI
Entre los asistentes destacados a la ceremonia estuvieron el presidente de Estados Unidos, Donald Trump; el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski; el príncipe Guillermo del Reino Unido; líderes de Argentina, Francia, Alemania y Filipinas, entre otros. Desde Japón, el ministro de Relaciones Exteriores, Takeshi Iwaya, representó oficialmente al país.
Antes del funeral, Donald Trump y Volodímir Zelenski sostuvieron una breve reunión. Según informó la Casa Blanca, ambos discutieron la posibilidad de que Estados Unidos actúe como mediador en el conflicto entre Rusia y Ucrania, calificando el intercambio como “una conversación altamente productiva”. Esta reunión fue la primera entre ambos mandatarios desde el 28 de febrero, cuando negociaciones bilaterales sobre el desarrollo de recursos minerales en Ucrania terminaron en desacuerdo.
Tras la misa, los restos del papa Francisco fueron trasladados a la basílica de Santa María la Mayor en Roma, donde fueron sepultados. A partir del 27 de abril, su tumba quedó abierta al público para permitir que fieles de todo el mundo pudieran rendirle homenaje. La Santa Sede anunció que el cónclave para elegir a su sucesor comenzaría entre el 6 y el 11 de mayo. (RI/AG/IP/)

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