
El arroz blanco, el miso y los encurtidos solían ser sinónimo de una mesa japonesa sencilla pero completa. Hoy, para muchos adultos mayores en Japón, esa imagen es un lujo inalcanzable. El aumento sostenido del costo de vida está dejando a personas como el señor Akira Kono (nombre ficticio), de 75 años, frente al anaquel de arroz de su supermercado local, contemplando un producto que ya no puede pagar, según narra Gentosha.
Desde hace seis meses, Kono no enciende su olla arrocera. Vive solo en las afueras de Tokio, paga 35 mil yenes mensuales de alquiler por un pequeño departamento y recibe únicamente la pensión básica nacional: poco menos de 70.000 yenes al mes (aproximadamente 450 dólares). Con los gastos de electricidad, gas, teléfono y comida, su presupuesto no da abasto, y ha tenido que comenzar a usar sus ahorros para sobrevivir.
“PENSÉ QUE EL ARROZ ME SOSTENDRÍA”
“El arroz era mi base, mi comida segura. Pero ahora cuesta más de 4.000 yenes por cinco kilos. Ya ni siquiera sé qué comer”, dice Kono con resignación. Aunque ha intentado reemplazarlo con pasta, confiesa que no es lo mismo. “Será genético o lo que sea, pero un japonés quiere arroz caliente en su plato”, añade. Aun así, no puede darse ese gusto. En el supermercado, se detiene frente al estante de arroz, hace los cálculos y se va con las manos vacías.
El caso de Kono no es único. Desde la segunda mitad de 2021, Japón ha visto un aumento continuo de precios. En 2023, el índice de precios al consumidor registró su mayor incremento en 41 años. En 2024, la inflación acumulada ya supera el 3 %, y los alimentos frescos y procesados están entre los rubros que más han subido. Sin ajustes en las pensiones, los jubilados enfrentan un escenario cada vez más precario.
LA VIDA DE UN AUTÓNOMO CON LA PENSIÓN BÁSICA
Kono, como muchos que vivieron como trabajadores independientes y autónomos, no tiene pensión laboral ni recibió una indemnización por jubilación. Solo accede a la pensión básica nacional. Según datos oficiales, en 2025 el monto máximo de esta pensión será de 69.308 yenes al mes. Pero un adulto mayor que vive solo necesita en promedio 154.601 yenes al mes para cubrir sus gastos básicos. Esto deja una brecha mensual de al menos 85.000 yenes.
“Si hubiera sido empleado de empresa, me habría jubilado con una pensión más completa. Pero como trabajé por mi cuenta, seguí activo mientras pude… y no me preparé bien para esto”, lamenta Kono. Sin embargo, afirma que ya es tarde para arrepentirse.
LA TRAMPA DE CONFIAR EN LA PENSIÓN
Una encuesta del gobierno japonés realizada en noviembre de 2023 mostró que más del 80 % de los encuestados consideran la pensión pública como el pilar de su economía en la vejez. Entre quienes fueron trabajadores por cuenta propia, el 20 % declara depender exclusivamente de ella.
Pero muchos no se dieron cuenta de que el monto de esa pensión no alcanza ni para lo esencial. Se calcula que un jubilado necesitaría tener un respaldo de cerca de 20 millones de yenes para poder solventar sus gastos completos y no enfrentar la pobreza en su vejez.
Kono es claro: “Sí, la pensión ayuda, pero pensar que es suficiente es una ilusión. Cuando tienes que pensarlo dos veces para comprar arroz, sabes que algo anda mal. “Si llega a los 3.000 yenes, me lanzo y compro. Me daré ese gusto otra vez”, dice con una leve sonrisa, mezcla de esperanza y resignación. (RI/AG/IP/)
Descubre más desde International Press - Noticias de Japón en español
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.