La automotriz japonesa Honda Motor está evaluando un plan estratégico para aumentar su producción en Estados Unidos hasta en un 30% durante los próximos dos a tres años, con el objetivo de cubrir el 90% de sus ventas en el mercado estadounidense con vehículos ensamblados localmente, informó el Nikkei. Esta decisión se da como respuesta a la nueva política arancelaria del gobierno de Donald Trump, que impuso un arancel adicional del 25% sobre todos los automóviles importados, incluidos los procedentes de México y Canadá.
Actualmente, Honda produce alrededor de un millón de vehículos al año en EEUU, lo que representa el 70% de sus ventas locales. Sin embargo, aún importa unos 500.000 automóviles, de los cuales aproximadamente 300.000 provienen de Canadá. Entre los modelos más afectados por los nuevos aranceles están el SUV CR-V y el sedán Civic, ambos producidos en plantas canadienses pero también fabricados en territorio estadounidense.
El plan de Honda contempla trasladar la producción de estos modelos a sus instalaciones en EEUU, lo que implicaría la contratación de más personal, la transición de turnos dobles a triples y la ampliación del trabajo a fines de semana para aumentar la capacidad de fabricación.
UN IMPACTO ECONÓMICO CONSIDERABLE
A pesar de que el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (USMCA) otorga trato arancelario preferencial a bienes que cumplan ciertos requisitos, los nuevos aranceles de Trump incluyen productos que sí cumplen con el acuerdo. Aunque las cargas impositivas pueden reducirse según el contenido estadounidense de los productos finales, el impacto económico para Honda sigue siendo considerable.
Según estimaciones, los aranceles adicionales podrían costarle a Honda hasta 4.570 millones de dólares anuales. Ante esto, la compañía considera que el traslado de la producción representa una medida clave para mitigar el golpe financiero.
NUEVAS INVERSIONES Y CAMBIOS
Honda también planea trasladar la producción del SUV compacto HR-V desde México hacia EEUU, aunque esto requerirá inversiones adicionales, ya que este modelo aún no se fabrica en suelo estadounidense.
El cambio de estrategia no solo afectará a EEUU, sino también a Canadá. Dado que ese país impuso aranceles de represalia sobre las importaciones de automóviles estadounidenses, Honda también estudia la posibilidad de reducir las exportaciones desde EEUU hacia Canadá y aumentar gradualmente la producción local en ese país.
Honda no es la única automotriz que se adapta al nuevo escenario comercial. Nissan, por ejemplo, analiza reducir la producción del SUV Rogue en su planta de Fukuoka, para trasladarla a Estados Unidos. Por su parte, Hyundai Motor Group anunció una inversión de 21.000 millones de dólares en EEUU durante los próximos cuatro años, con planes de aumentar su capacidad productiva un 70% y abrir una planta siderúrgica para fortalecer su cadena de suministro. (RI/AG/IP/)
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