
El Gobierno de Japón ha actualizado después de 13 años sus estimaciones sobre los posibles daños de un gran terremoto en la Fosa de Nankai. En el peor de los casos, se prevé un número de víctimas mortales que podría ascender a 298.000 personas, un dato que ha generado preocupación, pero también ha llamado a la acción a expertos y autoridades, pero fundamentalmente en la población.
El profesor Katsuya Yamori, del Instituto de Investigación para la Reducción de Desastres de la Universidad de Kioto, dijo al diario Mainichi que la sociedad debe enfocarse en lo que puede cambiar en lugar de paralizarse por la magnitud del desastre proyectado. “No podemos cambiar el tamaño del tsunami, pero sí podemos cambiar la manera en que reaccionamos ante él. Si el 70% de la población logra evacuar a tiempo, el número de muertes podría reducirse a menos de la mitad”, afirmó el experto.
QUÉ SE HIZO DESDE 2012
Desde la última actualización en 2012, se han realizado esfuerzos significativos en la construcción de infraestructuras de prevención, como diques, torres de evacuación y edificios seguros para refugio. No obstante, el envejecimiento de las estructuras existentes y la disminución de la población en algunas áreas han neutralizado algunos de estos avances.
Uno de los principales problemas detectados es la insuficiente atención a los grupos vulnerables. “El desarrollo de infraestructuras se ha basado en la idea de que la población es autosuficiente, pero ¿cómo ayudarán a evacuar a los ancianos o personas con discapacidad? Es necesario un plan más detallado para estos casos”, indicó Yamori.
UNA INFRAESTRUCTURA RESISTENTE
Aunque el informe no lo detalla, el impacto del terremoto podría agravarse si ocurre en temporada de lluvias, aumentando el riesgo de deslizamientos de tierra y licuefacción del suelo. Las autoridades han enfatizado la importancia de evaluar cada región con un enfoque específico, prestando atención a las áreas propensas a desastres secundarios.
En cuanto a las responsabilidades de las autoridades, Yamori señala que la clave está en fortalecer los planes de prevención y reasignar recursos para garantizar que las infraestructuras sean resistentes. “Los gobiernos locales deben comprometerse con la mejora de los edificios públicos, con incentivos para la renovación de viviendas privadas y con un enfoque más serio en la educación sobre desastres”, dijo.
Desde la perspectiva individual, el experto recalca que cada persona debe trabajar en su preparación personal. “Ser capaz de evacuar por cuenta propia es fundamental. La gente debe hacer ejercicio regularmente, mantener una buena salud y estar lista para moverse con rapidez en una emergencia”, explicó.
Es necesario definir estrategias sobre dónde reubicar hogares de ancianos y cómo garantizar que estas personas sean rescatadas en caso de desastre.
LA DIFERENCIA ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE
El estudio enfatiza que las medidas de prevención pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Si bien el número de fallecidos estimado es alto, las estrategias individuales y gubernamentales pueden reducir drásticamente este número. “Lo importante es que cada persona tenga claro qué hacer en caso de un sismo de gran magnitud y que el gobierno brinde el apoyo necesario para facilitar evacuaciones seguras y eficientes”, concluyó Yamori. (RI/AG/IP/)
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