
El Comité de Expertos del Gobierno de Japón ha publicado una nueva estimación de los daños que podría causar un terremoto de gran magnitud en la Fosa de Nankai, situada frente a la costa entre Tokai y Kyushu. Según el informe, en el peor de los escenarios, las muertes directas podrían alcanzar las 298,000 personas, mientras que el número de edificios destruidos o incendiados podría ascender a 2.35 millones.
Aunque estas cifras reflejan una ligera mejora respecto a la evaluación de 2012, la reducción de víctimas y daños estructurales sigue siendo muy inferior a los objetivos gubernamentales.
El análisis también estima que las pérdidas económicas podrían alcanzar los 292,4 billones de yenes (unos 1.945 billones de dólares) lo que supone un aumento de 72 billones respecto a la previsión de 2013. Esta cifra equivale a 2,5 veces el presupuesto anual del país, lo que pone de manifiesto la enorme carga financiera que un desastre de esta magnitud podría representar para Japón.
El gobierno había establecido el objetivo de reducir en un 80% el número de muertes y en un 50% el de edificios destruidos para el final del año fiscal 2023. Sin embargo, los nuevos cálculos muestran que la reducción apenas ha alcanzado un 10% en ambos casos. Esto sugiere que las estrategias implementadas hasta el momento no han sido suficientes y que será necesario replantear las políticas de prevención y mitigación de desastres.
EXPANSIÓN DE LAS ÁREAS DE RIESGO
El nuevo estudio incorpora datos más precisos sobre la geografía y el tipo de suelo en las zonas de impacto, lo que ha llevado a una expansión de las áreas consideradas en riesgo. Se calcula que las regiones con inundaciones de más de 30 centímetros podrían abarcar 1.152 kilómetros cuadrados, un incremento del 30% respecto a 2012.
Además, se estima que hasta 149 municipios, principalmente en las zonas costeras de Shizuoka y Miyazaki, podrían registrar un nivel de sacudida sísmica de 7 en la escala japonesa, el máximo en intensidad.
FACTORES CLAVE EN LA MORTALIDAD
El informe plantea distintos escenarios de impacto en función de la época del año, la hora del día y las condiciones meteorológicas. Se ha determinado que la situación más letal ocurriría en una noche de invierno con fuertes vientos, cuando una falla submarina en la Bahía de Suruga y frente a la Península de Kii se active con gran energía.
En este escenario, 215.000 personas podrían morir debido a tsunamis, 73.000 por el colapso de edificios y 8.700 a causa de incendios. Aunque estas cifras son levemente inferiores a las del informe anterior, siguen superando en 18 veces el número de víctimas del terremoto y tsunami de 2011 en la región de Tohoku.
Además, por primera vez, se han estimado las muertes por causas indirectas, como enfermedades y fatiga derivadas de las condiciones de vida en refugios temporales. Basándose en los datos del Gran Terremoto del Este de Japón y del sismo de la Península de Noto, se calcula que estas muertes podrían ascender a 52.000 personas.
NUEVOS DATOS Y RECOMENDACIONES
La Oficina del Gabinete ha explicado que la reducción limitada de las cifras de víctimas se debe a diferencias en la metodología y a la incorporación de nuevos datos geológicos. Si bien se han implementado mejoras en la infraestructura, como la construcción de torres de evacuación y el refuerzo estructural de edificios, el incremento en la extensión de las áreas de riesgo ha impedido una disminución significativa en la estimación de daños.
El Comité de Expertos ha enfatizado que la preparación ante un desastre de esta magnitud no puede recaer solo en las autoridades, sino que también requiere la participación activa de la ciudadanía. Entre las recomendaciones clave están la mejora de la resistencia estructural de las viviendas y el desarrollo de planes de evacuación rápida para reducir el número de víctimas. (RI/AG/IP)
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