Aizawa Corporation, sigue impulsando iniciativas para promover la convivencia multicultural a través del cine tal como lo ha hecho exitosamente con la comunidad peruana en varias partes de Japón. El pasado domingo 2 de marzo, organizó el Festival de Cine Vietnamita en Isesaki, un evento clave para fortalecer los lazos entre personas y naciones.
La jornada no solo facilitó el intercambio cultural, sino que también permitió a los participantes conectar emocionalmente y compartir sus historias. Superando barreras culturales, conociendo sus respectivas historias y uniéndose a través del arte y la música, los asistentes dieron un paso importante hacia la construcción de un nuevo futuro.
El festival fue posible gracias a la colaboración de Buena Wayca, empresa del Grupo Aizawa que también ha impulsado el Festival de Cine Peruano en varias partes de Japón. Su misión es llevar el cine japonés al mundo y traer el cine extranjero a Japón, promoviendo el intercambio cultural a través del séptimo arte.
Dieron realce al evento importantes autoridades y personalidades como Yasuo Hiji (Alcalde de Isesaki), Toshiro Ino (Diputado del PLD), Yoshinori Miyata (Presidente del Concejo Municipal de Isesaki), Satoshi Sunaga (Miembro de la Asamblea de la Prefectura de Gunma), Toshiya Imai (Miembro de la Asamblea de la Prefectura de Gunma), además de los ciudadanos vietnamitas Yuji Yamamoto (Presidente de Ds in Japan) y Masayoshi Yoshino (Director General del Instituto de Investigación en Educación Médica y Bienestar de Japón y Asia), entre otros.
El presidente de Aizawa Corporation, Masao Aizawa, destacó la esencia del acontecimiento: «Este festival nació de nuestro deseo de conectar personas y naciones. Esa visión atrajo a muchos aliados, tanto dentro como fuera de Japón, permitiendo que Isesaki se convirtiera en un nuevo punto de encuentro cultural. El cine no solo une historias, sino también corazones y futuros.»
EL PODER DEL CINE: “A ORILLAS DEL MAR”
La película principal del festival, “A orillas del mar”, retrata la vida de tres mujeres vietnamitas que emigraron a Japón, mostrando sus sueños, luchas y esperanzas en un país extranjero.
«El cine no es solo una historia, sino un espejo de la realidad», dijo Akio Yamamoto, director del filme al dirigirse al público presente en el hall del Sakai Sogo Bunka Center. «Permite que el público vea el mundo desde la perspectiva de otros y reflexione sobre el futuro a partir de las experiencias compartidas en la pantalla», añadió.
DANZA TÍPICAS: UNA EXPRESIÓN DE ORGULLO
El grupo Sun Lotus, que viajó desde Tokio, presentó un espectáculo de danza tradicional vietnamita, con movimientos elegantes que transmitieron la riqueza y el orgullo de la cultura vietnamita. Su actuación emocionó profundamente al público, logrando una conexión especial a través del arte.
Las presentaciones de Breath, Ten Sei y el grupo de tambores Ryukyu Eisa ofrecieron una enérgica interpretación de la danza tradicional de Okinawa. En este año, que marca el 80º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, la actuación estuvo cargada de un poderoso mensaje: recordar la historia y transmitirla a las nuevas generaciones.
«Cuando las culturas de Vietnam y Okinawa se cruzaron en el escenario, el pasado y el presente se entrelazaron, dando forma a una memoria compartida que trasciende fronteras y tiempos», dijo Aizawa Corporation en una nota de prensa.
El show final del festival estuvo a cargo de Takeo Real & Takasaki City Band, quienes envolvieron el lugar con melodías clásicas de los años 60s y 70s de Henry Mancini, The Ventures y Ritchie Valens que animaron al público, incluso en más joven.
Los presentadores del evento, el peruano Carlos Watanabe y la vietnamita Tran Thi Phuong, ambos de Aizawa Corporation, inyectaron energía y pasión en cada momento del festival. Su presencia fue clave para dar vida y dinamismo a la jornada cultural. Todos esperan que repitan la experiencia. (RI/EX/IP/)
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