El término «heat shock» (ヒートショック o choque térmico» hace referencia a un fenómeno que cada invierno cobra protagonismo en Japón afectando a miles de personas, especialmente a las más vulnerables, que describe un problema de salud vinculado a las variaciones súbitas de temperatura, particularmente en interiores y exteriores de las viviendas.
En Japón, el heat shock se define como los efectos que tiene sobre el cuerpo un cambio drástico de temperatura, provocando fluctuaciones bruscas en la presión arterial. Este fenómeno puede desencadenar problemas graves como desmayos, infartos de miocardio, arritmias e incluso accidentes cerebrovasculares.
Suele ocurrir con mayor frecuencia durante el invierno, cuando los contrastes entre las temperaturas de las habitaciones cálidas y los baños fríos son extremos.
Cuando una persona pasa de un ambiente cálido a uno frío, los vasos sanguíneos se contraen y la presión arterial aumenta rápidamente. Si luego se sumerge en agua caliente, los vasos se dilatan, disminuyendo súbitamente la presión. Este cambio abrupto puede generar desmayos o colapsos en personas vulnerables.
¿QUIÉNES ESTÁN EN ES RIESGO?
El heat shock afecta principalmente a los mayores de 65 años, personas con hipertensión, enfermedades cardíacas o diabetes. También puede impactar a quienes han bebido alcohol o se encuentran fatigados tras realizar deporte o trabajo físico.
Por ejemplo, en las zonas rurales de Japón, es común que las personas que practican golf en invierno y luego se bañan sufran desmayos debido al choque térmico.
¿POR QUÉ OCURRE MÁS EN JAPÓN?
Las características de las viviendas japonesas contribuyen al problema. A diferencia de los hogares europeos o norteamericanos, donde el sistema de calefacción central asegura temperaturas uniformes, las casas japonesas suelen priorizar la ventilación debido al clima húmedo del país. Esto implica que cada habitación se calienta de manera independiente, lo que agrava los contrastes térmicos entre los espacios interiores.
¿CÓMO PREVENIR EL HEAT SHOCK?
La prevención comienza con pequeños cambios en la rutina diaria:
– Calentar el baño y el vestidor: Utilizar calentadores para reducir el contraste de temperatura entre las habitaciones.
– Preparar el baño: Antes de bañarse, verter agua caliente sobre el suelo del baño para subir la temperatura del ambiente.
– Controlar la temperatura del agua: Se recomienda que el agua del baño no supere los 41 °C.
Además, es crucial mantenerse hidratado antes y después de bañarse, ya que esto ayuda a estabilizar la presión arterial y a prevenir problemas asociados como el golpe de calor en el baño, otro riesgo frecuente durante el invierno.
QUÉ HACER EN CASO DE EMERGENCIA
Si una persona sufre un heat shock durante el baño, es fundamental actuar rápidamente:
– Si está inconsciente, llame de inmediato a emergencias.
– Si está consciente, asegúrese de secar su cuerpo, cubrirlo con una manta y mantenerlo caliente mientras espera ayuda médica.
– El heat shock puede prevenirse con medidas simples pero efectivas. Reconocer los riesgos y adoptar estas precauciones puede salvar vidas, especialmente en invierno, cuando las bajas temperaturas amplifican su impacto. (RI/AG/IP/)
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