Un reciente incidente en un tren de la línea Fujikyuko, en Yamanashi, ha desatado la polémica sobre el comportamiento adecuado en el transporte público japonés y las posibles repercusiones legales de acciones consideradas molestas o peligrosas.
Un grupo de personas, que aparentemente incluía a extranjeros, fue grabado realizando una especie de espectáculo de baile en el pasillo del tren, el cual rápidamente se viralizó en redes sociales. La empresa ferroviaria responsable, «Fujisanroku Electric Railway», emitió un comunicado el 23 de octubre en el que condena firmemente este tipo de conducta y confirma que está evaluando posibles acciones legales.
En el video, que se ha difundido ampliamente en redes, se observa a uno de los bailarines tendido en el suelo, extendiendo su mano hacia estudiantes que viajaban en el tren, deslizándose y ejecutando movimientos coreográficos de street dance. Los pasajeros, visiblemente incómodos, se alejaban de los bailarines e ignoraban sus intentos de interacción. La compañía ha solicitado a las plataformas de redes sociales que eliminen el video y ha reportado el incidente a la policía, subrayando que considera estos actos una amenaza a la seguridad y una molestia para los demás pasajeros.
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¿POSIBLE DOBLE DELITO?
Según el portal de consultas jurídicas Bengo4, este tipo de comportamiento, además de inusual y perturbador, podría ser considerado un delito bajo el concepto de «obstrucción de negocios mediante el uso de fuerza» (artículo 234 del Código Penal japonés). Este delito se castiga con hasta tres años de prisión o una multa de hasta 500.000 yenes. Los expertos legales señalan que, dado que la danza obstaculizaba el uso normal del transporte y generaba inquietud en los pasajeros, podría justificarse una denuncia en este sentido.
Otra posible interpretación sería la de «violencia» (暴行罪), que según el artículo 208 del Código Penal japonés incluye no solo el contacto físico directo, sino cualquier acto que represente una amenaza o intimidación hacia otros.
No obstante, la aplicación de este delito es menos clara. Aunque los bailarines no tocaron directamente a otros pasajeros, sus movimientos erráticos y la cercanía en el pasillo del tren podrían haber generado un riesgo de contacto accidental. Para que se considere «violencia» en términos legales, es necesario que las acciones se dirijan intencionalmente hacia otra persona, lo cual no parece ser el caso en esta situación.
En última instancia, el debate sobre este caso se centra en si debe prevalecer la acusación de «obstrucción de negocios» o si cabe también considerar la acusación de «violencia». Sin embargo, es probable que, incluso si se probara la existencia de ambas infracciones, el sistema judicial japonés optaría por procesar únicamente la obstrucción de negocios como el delito principal, ya que se considera más grave. (RI/AG/IP/)
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