“El Monte Fuji siempre ha sido un reto, pero este año ha sido mortal,” comentó un socorrista de la policía de Shizuoka encuestado por Nippon TV tras la última tragedia en la montaña sagrada. Con la temporada de ascensos a punto de cerrar el 10 de septiembre, el número de muertes este año ha alcanzado cifras alarmantes.
Hasta la fecha, nueve personas han perdido la vida, una cifra que duplica la del año pasado, y las condiciones han sido especialmente difíciles debido a dos anomalías significativas que han afectado tanto a escaladores experimentados como a novatos.
LAS TORMENTAS COMPLICAN LOS RESCATES
Uno de los principales factores que ha complicado las operaciones de rescate ha sido la aparición de tormentas eléctricas repentinas, lo que ha obligado a los equipos a suspender algunas misiones. A una altitud de 3460 metros, los socorristas se enfrentan a condiciones extremas. En palabras de Atsumi Soko, miembro del equipo de rescate de montaña, “a veces, el tiempo que tarda en llegar la ayuda puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte.”
A este peligro se suma la masiva afluencia de turistas que han cambiado de ruta. Mientras que el lado de Yamanashi, tradicionalmente más seguro, ha implementado regulaciones para limitar el número de escaladores, muchos de estos han optado por la más peligrosa ruta de Fujinomiya en Shizuoka. Con el 50% más de escaladores en esta vía, las caídas y lesiones han aumentado.
ESFUERZOS POR MEJORAR LA SEGURIDAD
El lado de Yamanashi ha visto una mejora notable en la seguridad gracias a las nuevas restricciones. Desde la implementación de un límite diario de 4000 escaladores y un cargo de 2000 yenes (13.5 USD) por persona, los accidentes nocturnos se han reducido en un 95%. Según las autoridades, estas medidas no solo han salvado vidas, sino que también han ayudado a proteger la frágil ecología de la montaña.
Sin embargo, aún queda mucho por hacer. Las autoridades de Shizuoka han propuesto implementar medidas similares, incluyendo la restricción del paso nocturno y un posible cobro en los caminos más frecuentados. El problema de los escaladores con equipo inadecuado sigue siendo una preocupación crítica.
CUIDADO CON EL TURISMO DE INVIERNO
A pesar de los avances en la regulación, persisten otros desafíos, como la demanda por un turismo contínuo durante el invierno. Las asociaciones locales han solicitado que la carretera Subaru Line, que conecta con la Quinta Estación, se mantenga abierta durante el invierno.
Esto, esperan, ayudará a mitigar el problema del turismo excesivo y estimulará la economía local durante los meses más tranquilos. Pero la idea no está exenta de riesgos: la seguridad, tanto por avalanchas como por escaladores que desafían las prohibiciones, sigue siendo una gran preocupación.
Fuera de la temporada oficial de ascensos al Fuji, las condiciones climáticas empeoran, con bajas temperaturas, tormentas y mayor riesgo de accidentes, lo que hace más peligrosas las expediciones. Durante el cierre, los servicios como los refugios y los equipos de rescate en las rutas de escalada dejan de estar disponibles. (RI/AG/IP)